Restaurante: Aleimuna

Humilde pero maravilloso el trato exquisito y la comida un 10 en cuanto a presentación y calidad se nota que le ponen carillo a su trabajo. Es como comer en casa de unos amigos sin duda el cuscus más casero que he probado para volver y recomendar y el precio sorprende muy económico

Un placer descubrir un restaurante como este, lleno de encanto, buenas sensaciones, y platos deliciosos. La atención perfecta por parte del dueño pendiente de todos los detalles y aconsejando lo mejor para cada gusto. La cena un placer. Pedimos de entrante un zaalonk (una especie de puré/crema) de berenjena fresca y tomate, con aceitunas y un especiado perfecto. Después compartimos un tayin de cordero y ciruela y una pastela de pollo con azúcar y canela. El cordero con almendras se deshacía literalmente y hasta el tuétano de los huesos de la paletilla se ofrecía generosamente. La pastela de pollo envuelta en un hojaldre fino, templado y crujiente, sencillamente perfecta. De postre dos helados caseros. Bebimos cerveza marroquí "casablanca" que traía recuerdos del gran film de michael curtiz y dos tés de hierbabuena muy aromática ofrecidos por la casa. La cuenta final unos 40 euros. Una suave música marroquí nos acompañó durante la cena. El local superlimpio, decorado con gusto, sin estridencias. Al final pedimos felicitar a la cocinera (es la esposa del dueño) ellos dos son los que llevan personalmente todo. En resumen aleimuna es un restaurante muy recomendable donde además de comer o cenar bien nos sentimos a gusto y nos olvidamos por unas horas de estos tiempos de crisis.

Este restaurant es típico casero marroqui, limpio, sencillo y la comida deliciosa. Pedimos platos muy variados, todos muy ricos y muy bien servidos. Atendido por el dueño ya que es pequeño, la atención es especial llena de detalles. El té de menta es muy rico al igual que todos los platos! Recomendamos y volveremos a este sitio seguro que si

Después de intentar un otro restaurante marroquí en Valencia, y decepcionado por la comida, nos hemos decidido para este pequeño establecimiento cerca de Peris y Valero.

Fui realmente una buena sorpresa, un pequeño restaurante con una decoración muy cuidada, artesano del país y una gente más que simpática y acogedora.

En cuanto a la comida, un verdadero placer de espicias, platos típicos preparados en la tradición de la cocina de Fès. El cuscus o tanjin es un regalo, nada que ver con lo probado en el otro sitio.

Los entrantes suculentos y pasteleria también excepcional. Al nivel de los precios, para menos de 20€ por persona se puede comer muy bien.

Les recomiendo sin reservas!!!