Restaurante: Asador el Trinquete

Lo de "asador" lo tomaremos como una licencia poética... Local pequeño, saturado de mesas y ruidoso en exceso. Menú de 16,50€ compuesto por menestra congelada (completamente industrial) cocinada en el microondas. No hay que ser ningún gourmet para darse cuenta de ello, si las verduras están frías y duras mientras el agua, en el que flotan, está hirviendo. Chicharro "asado" sin guarnición, el cual también frío flotaba en un dedo de agua hirviendo y con una textura y un color que me ha alertado de su posible mal estado. Ni me he molestado en pedir postre y los platos de mis acompañantes más de lo mismo, ingredientes congelados de baja calidad y muy mal procesados. Todo esto sumado a la indiferencia del responsable y el nulo conocimiento de hostelería del resto de empleados hace en mi opinión, de este sitio, el peor de todo nájera.

Mal. El comedor es ridiculo:tiene unas mesas pobres y mal vestidas. La comida, menú del día: primer plato : pochas : regular. Berenjenas: sobra el bacon. Segundo: chuletillas: horrorosas: hechas a la brasa: quemadas total por una cara y crudas por la otra.????? ¿despiste? Si es así ¡¡¡¡¡¡no se sirven o las come el cocinero. Postre: helado..... Me parece de pena el restaurante y resulta que en otro lugar de internet lo ponían fantástico. ¿eran familiares de ellos? . Si no, no se entiende¡¡¡¡¡¡

No representan el carácter típico riojano. Encargamos una cena y no sólo no respetaron el precio acordado sino que la camarera extranjera que tienen fue muy maleducada, nos sirvió la comida a toda prisa y fue incapaz de disculparse tras manchar a uno de los comensales... Desde luego no volveremos ni se lo recomendamos a nadie.

Paseando por este pequeño pueblo de la Rioja, cerca del río Najerilla (que cruza el pueblo), os encontraréis con un hermoso paseo lleno de color. Justo en este paseo es donde se encuentra el asador Trinquete. Yo tuve la oportunidad de probarlo hace sólo unos días, y no tengo más que buenos recuerdos.

En la zona de bar, encontraréis un gran surtido de tapas variadas por si no os apetece cenar de plato. La calidad de dichas tapas es inmejorable, y los ingredientes que probamos eran de primera calidad y la variedad es tremenda. Veréis que suele estar lleno de gente, y eso es una buena señal.

En el fondo del local se encuentra el restaurante. Normalmente los fines de semana siempre suele estar lleno, así que podéis degustar sus platos durante la semana con más tranquilidad, y a parte, ofrecen un menú diario de gran calidad (también los fines de semana tienen un menú especial).

La carta es variada y con buenos precios. Podréis comer carne, pescado, verduras... cualquiera de los platos os dejará satisfecho.

En resumen, nos encontramos con un restaurante pequeño y familiar, donde nos sentimos muy a gusto, y con un ambiente excepcional.

Podréis comprobar como los dueños (una pareja joven encantadora) os tratan con cariño y se preocupan de que la comida sea de la máxima calidad.

En definitiva, es un restaurante sin aires de grandeza, donde lo que importa es comer bien y sentirse a gusto, siempre rodeado de la amabilidad de la gente que lo frecuenta.