La cocina es devastadoramente mala. Parece mentira que un cocinero profesional no sepa ni hacer un simple revoltijo de ajos tiernos y que los camareros se atrevan a servirlo con todo el huevo crudo dando tumbos por el plato o cuando pides que te lo cuezan un poco más, te lo traigan recremado. A mi pareja le sirvieron de primero unas alcachofas que eran de bote y de segundo un entrecot que casi salía andando, de crudo que estaba, y al acabarse el plato (no sé como tuvo el estómago, porque daba mucho asco), quedó un charco de sangre que parecía que había pasado por ahí jack el destripador. Y eso habiendo vuelto la carne de la cocina tras pedir que la pasaran más. Se ve que hablábamos otro idioma o el cocinero ahorraba el gas. Por último, pastelería industrial nada alentadora. Y todo ello, después de esperar un buen rato por cada plato. Como hizo alguien más que ha escrito un comentario, el café nos lo tomamos en otro lado, ningunas ganas de quedarnos ni un segundo más! Para no volver nunca jamás, y para recomendar sólamente a tus enemigos. En serio. La peor experiencia de todas las vacaciones.