Restaurante: Bar la Muralla

Tod muy bien. Tanto en atención como en comida. Ibvamos con 2 bebes y rápido habilitaron nuestra redserva para adaptarlo a las necesidades.

Los primeros: la morcilla excelente y las verduras a la plancha también. Los postres desmerecieron bastante, sobre todo la tarta de la casa. El cochinillo excelente y la lubina también, pero la ternera no era de muy buena calidad teniendo en cuenta el precio.

Conozco coca desde hace muchos años, pero nunca había estado en la muralla. Comimos el menú degustación (20 € por barba), y realmente nos quedamos encantados. De primero pedimos revuelto de la casa..., extraordinariamente preparado; un revuelto de verdad... De segundo, mi cónyuge pidió 'capricho ibérico'..., ¡delicioso!, preparado a la parrilla, en su punto y una buena porción; con cebolla caramelizada, piña (se supone que estaba ligeramente pasada por la parrilla), y patatas fritas no congeladas... Un servidor se pidió cochinillo, que sencillamente estaba sublime. No es fácil preparar el cochinillo, y en este restaurante se ve que además de saber elaborarlo, la materia que utilizan es buena, pues éste no sabía a 'cerdazo' como ocurre en algunos sitios. De postre una estupenda tarta de fresa con nata, vino de la casa que estaba cojonudo, y poco más que decir. Entramos directamente al comedor, pero observé que en la barra tienen una variada cantidad de pinchos muy elaborados, al estilo 'donosti'. Realmente nos sorprendió muy gratamente este restaurante al lado de la muralla de este insigne pueblo. Cauca, que diría un romano. Volveremos, ya lo creo, esta vez acompañados por los chicos...

Magnifico restaurante, comida exquisita y trato excepcional, lo recomiendo a todo aquel que visite este precioso pueblo de coca o cauca romana, que También se llama, con ese colosal castillo Mudejar y demás monumentos que merece la pena visitar.

una cocina tradicional muy bien elaborada y de gran calidad con gran variedad tanto en carnes como pescados y exquisitos postres, un local amplio y acogedor con un toque de la antigua Cauca romana, un trato cordial y muy correcto, atención personalizada, amplia gama de vinos de la zona y otros que no son de la Ribera del Duero para satisfacer el paladar de cualquier experto en vinos. El local es amplio a la vez que acogedor, muy limpio y desde el que se tiene una vista privilegiada tanto del castillo como de la muralla. Por poco dinero saldrá muy conforme y satisfecho, siempre se repite. La oreja y las rabas están de muerte. Gran variedad de pinchos en la barra. Merece la pena ir.