Restaurante: Ca l'Herminda

Muy buena comida y trato inmejorable.. El ambiente es familiar, te hacen sentir como en casa. La cocina es de mercado, fresca, valorando sin lugar a dudas, un restaurante para repetir.

El local está muy bien ambientado, transmite calma e intimidad. El servicio fue rápido y muy atento y la comida... Lo mejor. El arroz con bogavante es espectacular en cuanto sabor y muy generoso en cantidad. Sin lugar a dudas, lo recomiendo 100%, y sin lugar a dudas volveré. Está claro que es un dinero, y más en estos tiempos. Pero pagar 110€ entre dos y salir con la sensación que ha sido una cena "barata" dice mucho de la calidad del restaurante.

Estuvimos este verano, el 26/08/07 en Port de la Selva y aunque ya teníamos la referencia de Ca l'Herminda por la guía Buscorestaurantes.com miramos casi todos los restaurantes del puerto por curiosidad. Al final y a pesar que no es el más económico de Port de la Selva, decidimos entrar. El local no es muy grande y ocupa un antiguo celler de una casa de pescadores. En la parte de abajo prácticamente sólo está la recepción, luego hay como una sala central desde donde se sube a los dos espacios más elevados. La decoración es rústica, marinera, con piedra y madera, cuadros y antigüedades, lámparas artesanales.... muy acogedor, la verdad.

Tras sentarnos nos pusieron al rato un aperitivo de olivas y galletas saladas y algo más tarde una espuma de vermouth fresca con ralladura de limón (que luego te la cobrarán)

La carta es amplia y variada donde puedes encontrar desde ensaladas como la marinera, terrina de higado de pato, carpaccio, platos marineros de materias primas seleccionadas, suquets, cazuelas de arroz caldoso, de bogavante, pescados frescos y carnes como solomillo,...

En cuanto a vinos, el de la casa en copa ponen un Chadonnay mientras que en botella un Cap de Creus de Penedes

Nosotros pedimos una ensalada variada (5,95€), bastante grande pero a la vez bastante sosa, muy corriente y sin poder dedicarle mención especial. Unos calamares a la romana (10,8€) que estaban bien y si bien son calamares frescos rebozados en casa (no congelados) muy crujientes y finos, quizás poca cantidad para el precio. Tardarón 38 minutos en servirnos el primero.

De segundo pedimos un arroz a la cazuela con sepia y almejas (13,20€). Aquí vino la sorpresa, ya que además de estar BUENÍSIMO, la cantidad que te traen comen casi 6 personas. Nosotros repetimos 3 veces cada uno a tope y aún quedaba algo. Al final de lo bueno que estaba no dejamos nada pero era una barbaridad lo que comimos.

De postre ya no nos entraba mas que un sorbete de tomillo del Cap de Creus, aunque tenían variedad e incluso algo poco habitual , como es una carta de vinos dulces (jerez, moscatel, oporto,....).

Entre los puntos positivos destacar el local, el ambiente, la calidad del producto y sobre todo de su cocina marinera. Entre sus puntos negativos encontramos un personal muy serio (tanto en el personal de siempre como en las chicas de temporada), excepto la maitre, las chicas bastante despistadas, descuidadas, inexpertas incluso en el servicio sirviendo por donde no toca ni como debería servirse. Llegamos a ver a 5 camareras sirviendo todas de golpe a una mesa de grupo, además de la maitre.

Los tiempos de espera son amplios, demasiado amplios diría. Todo hace pensar que ese día debieron tener algún problema porque las esperas, las caras en todo el personal, etc no pueden tener otra explicación en un lugar así.

Tampoco me gusta que me cobren 1,30€ por el pan y aperitivos ni 1,6€ por un cortado, pero en resumen nos fuimos con esa sensación agridulce, de haber comido bastante bien, a un precio medio de 30€ que no está mal hoy día en una zona de costa en Girona, pero en un ambiente serio y soso.