Celebramos mi cumpleaños en el restaurante. Éramos 25 personas entre los que se encontraban 7 niños. En primer lugar había acordado que no se realizaría menú, dado que algunas personas sufrimos de intolerancias alimentarias y de cara a los niños era mejor elegir carta. Cuando llegamos nos obligan a acogernos a menú, según ellos no se puede elegir plato a la carta para un grupo tan grande, y mi pregunta es: ¿por qué se me ofrece esa posibilidad cuando realizo la reserva? Además mi hermana había llamado para que preparasen algo especial para mí como postre, no obstante, discutiendo con la dueña sobre la mala organización de que disponían por poco no me lo dice. Insistía constantemente en que yo había acordado algo con ella, mientras que era mi hermana quien lo había realizado. Nos tocó aceptar el menú y las personas que no podíamos comer de ello elegimos algún plato de la carta, una de las personas al final acabó comiendo dos huevos fritos ya que no nos ofrecían plato que pudiera comer, parece ser que el cocinero no sabe apañárselas sin acogerse a la carta o el menú. El menú constaba de un picoteo y un segundo plato. Al llegar el segundo nos sirvieron platos que no habíamos pedido, los camareros se cabrearon (cuestión surrealista, puesto que fueron ellos quienes tomaron mal la comanda) y mis invitados tuvieron que comer algo que no habían solicitado por no volver a discutir con los responsables del restaurante. La cosa no queda ahí, porque cuando sirven los postres la frases de una de las camareras fue la siguiente: "os dejo las tartas, a comer y engordar, aquí no se viene a hacer dietas ni chorradas de esas". Ojala nunca le toque vivir a esa persona mi experiencia con mi enfermedad, puesto que pasé casi dos años vomitando todo lo que comía e incluso llegue a estar ingresada por desnutrición y en consecuencia requiero una dieta estricta. En definitiva, una experiencia penosa. Desorganización, mala educación y nada de respeto por las personas que requieren una atención algo distinta.