Restaurante: Casa Gervasio

Cuando se entra en la sidrería sorprende el ejército de escanciadores eléctricos. Pésima señal para quien acude a un local a beber sidra, fundamentalmente. Nos colocan en una mesa del lagar, ya que el comedor está completo. Estruendo insoportable y masificación excesiva. Unos pocos camareros jóvenes, con buena disposición, pero totalmente desbordados. Sidra aceptable, m. Zapatero, pero escanciado testimonial que obliga a recurrir a artilugios eléctricos ya desfasados. La sidra se calienta ante la tardanza y la incomodidad sigue en aumento. La comida se mueve entre lo notable y lo ramplón. Sus famosas patatas chip llegan sin escurrir y grasientas en exceso. Las parrochas, con jamón algo rancio, son correctas. Los chorizos a la sidra son aceptables, los calamares son de escasa calidad y llegan sin nada de sal y el jamón ibérico es bueno, aunque se paga caro. Nada que ver con lo que uno recordaba en épocas no tan lejanas, cuando gervasio regentaba el negocio y no queda ninguna gana de repetir.

Fuimos a comer un grupo de amigos, el camarero que nos atendió era bastante adusto, hosco, imperativo. Esperamos mucho tiempo a ser atendidos y entre plato y plato, según el camarero "porque había un turno". Las patatas fritas efectivamente están buenas, pero se tardan una hora en servir?. El pixin y la tortilla buenos, pero raciones muy escasas. Aunque la comida no es mala, no volvería, tardaron mucho en atendernos y el trato es "molesto"

El sitio agradable. La comida excelente. A destacar los fritos de pixin, las patatas fritas, la tortilla, los calamares y el queso de Cabrales estupendo. La sidra esta buenísima y también son muy buenos los embutidos. El trato muy agradable. Recomendable para volver.

Es el mejor restaurante de toda Asturias, voy una o dos veces por semana, a veces más. Vamos al menos una vez a la semana toda mi familia (solo somos 3), bueno, algunas veces también voy con mi hermana, sobrinos, primos... Otras veces voy con mi marido y muchas con amigos. También he ido muchas veces a espichas, que son inmejorables y muy bien de precio. El trato es mejor que excelente, y los camareros un 10. Está todo impecablemente limpio, aceite de calidad y no usado, ingredientes de primera. Toda la carta es excelente pero se pueden destacar las patatas fritas y los fritos de pixin, los mejores que probé en mi vida. Cuando tienen capuchina de postre hay que tomarla porque es exquisita. La sidra es excelente. Bueno, que más voy a decir aparte de que voy 2 o más veces a la semana...

Íbamos a cenar tapas porque no hay más en la carta, muy pocas tapas, poco abundantes eramos tres y cenamos con sidra 2 botellas y agua y pagamos 100 euros. Comimos fritos de pixin, calamares y pulpo, muy escaso, por lo que quedamos con hambre y pedimos algo de embutido y patatas fritas( leí la opinión de alguien que decía que estaban muy buenas, varios, puedo corroborar que si son patatas fritas, plato muy elaborado).