Pedimos varias tapas para probar de todas. La comida nos gustó (probamos entre otras los rollitos de solomillo rellenos de paté y de espinacas, el arroz negro, la mini hamburguesa, el semifrío con tocino de cielo, el bizcoho con chocolate caliente y helado, un vasito de vainilla... ) pero la atención no fue la adecuada porque estaba completamente lleno y solo dos personas para servir en los salones, las cuales ya no podían hacer más de lo que hacían. Además creo con unos pocos detalles como manteles en las mesas y servilletas para cada comensal (no en servilleteros) mejoraría bastante la impresión y resultaría más grato comer allí.