Celebré mi boda allí en verano y hubo una avería en el aire acondicionado, parecía que no era la primera vez. Los invitados estaban todos chorreando de sudor dentro del restaurante mientras comían y algunos tenían que hacer 250 kilómetros para volver a casa sudados y una tintorería a la que llevar el traje tan sucio. Me dijeron en varias ocasiones que se había arreglado pero no era así con lo cual mi indignación aumentaba. Solamente el poco aire que llegaba lo ponían sobre mi mesa presidencial para que me lo creyese. Llamaron supuestamente a unos técnicos que no arreglaron nada. Lo pasamos fatal. Ni siquiera fueron para pasarse por las mesas para disculparse y mostrarse a su disposición si necesitaban algo en esta situación tan bochornosa. Tuvimos que dar la cara nosotros a nuestros invitados que más pronto de lo normal empezaron a marcharse. El queso y el jamón estaban sudados por la calor. Las faldas de la mesa eran de invierno. Al final, después de terminar la comida empezó el baile y la barra libre. Los amigos que quisieron acompañarnos en la pista estaban empapados y la mayoría hidrantándose del baile en la barra con lo que esta se hizo costósisima. Mi mujer tuvo que cambiarse el vestido porque no aguantaba más de la calor. Desde las 14:00 a las 20:00 estuvimos así. Lo peor de todo fue que ante nuestra indignación no decidió descontar el servicio de aire que no había dado y resarcirnos de alguna manera por estropear este día tan importante para nosotros. Ni siquiera comprendía que con la calor el consumo de la barra había subido y eso no era culpa nuestra. Sinceramente, de la comida no puedo quejarme, pero del resto si. Cuando no se está a gusto no se disfruta la comida. Falta profesionalidad para salir de un imprevisto, para enfrentarse a un contratiempo. Algo tan sencillo como mandar a un empleado a cualquier supermercado y gastarse 200 euros en ventiladores hubiese subsanado el problema colocándolos en el perímetro. Completamente decepcionante. Yo no puedo decir otra cosa. Una maquina se le puede estropear a cualquier persona pero cobrar a un cliente un servicio que no ha estado a la altura como si lo hubiese estado es decepcionante.