Restaurante: Casa Parrondo
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Calle Trujillos, 4 Madrid, Madrid 28013 Calle Trujillos, 4 Madrid, Madrid 28013 Calle Trujillos, 4
Madrid, Madrid 28013
España
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acerca del Restaurante Casa Parrondo
Casa Parrondo es, en pleno centro de Madrid, la embajada de la cocina asturiana. Decir Parrondo es decir Asturias.
Un ambiente tranquilo, ideal para comidas de grupos, servicio de calidad.
Abierto todos los días de 12 la mañana a 3 de la madrugada.
Información de interés sobre el Restaurante Casa Parrondo
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Precio menú diario: Menos de 15 €
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Precio medio carta: 15-25 €
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Bodega: Bodega destacable
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Horarios: de 12 la mañana a 3 de la madrugada.
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Días de descanso - Vacaciones: Abre todos los días
Instalaciones y servicios del Restaurante Casa Parrondo
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acepta tarjetas
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menú grupos
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parking
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recomendado reservar
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Sirve cenas
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Pago en efectivo
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local climatizado
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Sirve comidas
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no adaptado discapacitados
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No tiene entretenimiento en vivo
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no tiene aparcacoches
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no abre 24 horas
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no sirve a domicilio
clasificación del Restaurante Casa Parrondo
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información adicional sobre Restaurante Casa Parrondo
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Gerente: Sr. Parrondo
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Twitter: Visitar twitter del restaurante
Tristísimo el trato a los clientes, saben que las familias salen a comer en armonía, y no a discutir con hosteleros el año pasado, por el día de la madre, fui allí a comer, con mi hermana y mi esposa. Había ido alguna vez a comer fabada, y no estaba mal.... Pues bien, pedimos de segundos cuatro paletillas de cordero. El camarero fue a la cocina a preguntar, y dijo, "solo tenemos dos, si quieren ustedes cabrito por cuartos" yo le dije, si puede ser cuarto delantero, tráiganos dos paletillas de cordero y el cuarto delantero de cabrito. Vinieron primero las paletillas. Se veía que eran recalentadas, por el aceite que llevaban encima para disimular. Hasta ahí, resignación normal... Es lo que pasa cuando pides un asado en un restaurante que no es asador asador. Pero cuando vino el cuarto de cabrito, empezó lo chungo: estaba troceado dentro de una fuente, y nadando en aceite. Recalentado también claro. Pensé "qué le vamos a hacer, a aguantarnos, es el día de la madre y no voy a hacer peregrinar a mi madre, de 82 años, buscando otro restaurante a estas horas. Pero todavía no había llegado lo mejor. Me comí un trozo de cabrito, y me salió el hueso de la paletilla... Y cuando me doy cuenta, mi hermana tiene otro hueso de paletilla en su plato ¡qué jeta! Empiezo a mirar en los trozos que quedaban en la fuente ¡y encuentro otro trozo con el hueso de la paletilla! ¡qué demasíao, tres trozos de paletilla, nos han servido restos de días anteriores! Como yo no quería amargarle el día a mi madre con discusiones, decidí que me iba a dejar engañar, pero también que se lo iba a dejar claro al restaurante. Vacié mi plato y puse los tres huesos de paletilla alineados encima. Cuando vino el camarero a recoger, preguntó "¿todo bien? " y yo le dije "muy bien, especialmente que he aprendido que un cuarto delantero de cabrito puede tener tres huesos de paletilla, mire usted mi plato" el camarero se quedó "blanco"... Pero no le quise apretar más, al fin y al cabo, es un "machaca". El maitre que andaba rondando, se dio cuenta de algo, se acercó y preguntó "¿pasa algo? " y yo, que ya había decidido que no quería discusión gorda, le contesté "no, no pasa nada". Se ve que el camarero, que seguía recogiendo platos, se sorprendió de mi reacción tranquila, y cuando el maitre se fue, se abrió en confianza y nos dijo: "... Y aunque usted le dijera lo que ha pasado, el maitre no lo va a querer entender, él está aquí a vender, vender y vender, y a los jefes les dan igual los clientes, que sobre todo son gentes de paso... " el pobre camarero estaba pasando vergüenza ajena de sus jefes y empresa. Y así les va a parrondo: hace veinte años costaba trabajo encontrar mesa, y ahora mirad dentro cuando paséis por la puerta... El bar tiene clientela, pero en el restaurante solo hay turistas incautos.
Una pasada, relación calidad precio inmejorable, nos hemos ido muy contentos todos y hasta nos han invitado a arroz con leche y chupitos, totalmente recomendable, volveremos por supuesto¡¡
El peor trato que he recibido en mi vida, después de tener reservada la mesa desde septiembre este señor nos dice que nos preparara la mesa a las 16:30 por que le sale de los c******, en definitiva nos encontramos 30 personas por el centro de Madrid si tener donde comer. Aun así tuvimos el detalle de decirle que no preparara la mesa por que nos cambiábamos de sitio a lo que el señor parrondo y sus secuaces respondieron con insultos. A mi me han visto por allí.
Experiencia pésima. Trato personal nulo. Comida que deja muchiiiiisimo que desear. Una fama que para nada se merece y precio elevadisimo para la calidad del servicio. Estábamos pasando un día en familia por el centro de Madrid y lamentablemente llegamos a comer a casa parrondo. Íbamos 4 adultos y 3 niños. Tras llegar nos acoplan en una mesa, al cabo del rato nos piden cambiar de mesa, a lo que accedemos sin ningún comentario, les traen a los niños la comida, están empezando a comer. Los camareros discutiendo entre ellos con malas formás delante de los clientes, esa imagen ya es malísima y con esa mala leche, claro, nos sirven, tiraron las copas, la botella de vino, todos los cristales salieron por toda la mesa, el vino encima de varios de nosotros. Tenemos qué decir que nos quiten los platos de los niños que estaban con cristales. Tenemos qué decir que nos traigan otra botella de vino porque la otra han tirado gran parte. La botella de agua nos traen una empezada de otra mesa y cuando decimos que nos traigan una nueva, nos traen otra pequeña. El pulpo esta duró como una piedra. Y otro plato de entrante vergonzoso en cantidad, no era para compartir, era para uno. Lo mejor de todo es que nadieeeeeee se dignó en todo este cúmulo de despropósitos a pedir ni siquiera disculpas. Pedimos hoja de reclamaciones hasta en 3 ocasiones. Pedimos la cuenta y hablar con el dueño y aparece el que debía ser "metre" con una chulería y borderia insoportable después de todo lo pasado. Un simple escalopin de los niños a precio de solomillo. Alucinante!!!! Tras pedir hablar con alguien nos dicen que nadie tiene que venir a hablar con nosotros y darnos ninguna explicación. Pues nada, salimos de allí, con cara de idiotas pagando una súper cuenta porque tenemos más educación que nadie de los que hay allí.. Ponemos la reclamación pero es totalmente vergonzoso.
Que opinar del peor asturiano que he ido en mi vida (y he estado en bastantes y en diferentes sitios de España, porque me encanta Asturias, su comida y luarca), pero este dueño con su grosería deja a la gente de Asturias por el suelo. Si trabajas de cara al público lo primero es cuidar el trato a sus clientes y a su personal (cosa que este señor no hace ni de lejos), creo que hace trato discriminatorio si comes en la barra a si comes en el restaurante y como te vea joven te intenta redondear la cuenta a lo alto (vamos, el tio se mete la propina ya en la cuenta, cuando tendría que pagarme a mi por ir a consumir a ese sitio). En todas las raciones te pone patatas cuando tu no lo has pedido y el problema es que de lo que has pedido casi no lo ves y cobra super caro. El pan si te descuidas ni lo ves porque llega el dueño y te lo quita para darselo a los de al lado. Vamos, el sitio una vergüenza. Yo he estado solo una vez y no repitiría jamás. Mucho famosillo en las fotos (que seguro que con esos el trato es inmejorable e incluso les invitara). En fin, haber si estas críticas le sirven para mejorar porque sino es para mandarle a chicote.
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