Restaurante: Chicago'S

Somos una familia numerosa con niños pequeños que solemos salir a comer y cenar a sitios como vips, ginos, etc... Siempre satisfechos. El 26 o 27 de diciembre entramos en chicago´s y tras esperar 45 minutos con los niños desesperados la camarera nos dice que no se esta dando el menú (el cual están obligados a dar por ley), evidentemente por cobrar más por los mismos productos en carta, pero que "si nos callamos la boquita" nos lo pone. Me quedé en shock después de semejante trato humillante. Después recibo la hamburguesa hawaiana con piña, esperaba algo elaborado con piaña o sabor a piña. Me traen una hamburguesa pequeña con el pan reseco y con ¡una rodaja de piña de bote! Encima de la carne, como imaginarán el sabor asqueroso y los sabores y texturas no pegaban ni con cola. Creo que mcdonald´s acaba de sacar una hamburguesita con queso brie encima de la carne a 1 euro y pico, no a 8 euros en carta como la de piña de bote. En el postre nos dice que "venga venga que tengo prisa". Cuando salgo del local pido la hoja de reclamaciones y el camarero joven contratado temporal y mal pagado se disculpa correctísimamente por su compañera aduciendo a la saturación de clientes, poca plantilla y que ha perdido los nervios y las formas y nos invita a volver gratis otro día (cosa que no haríamos jamás, claro). Cuando relleno la hoja nos avisa que si no me quedo con una copia y la entrego yo, no sirve de nada (porque aunque ellos están obligados a presentarla, nunca lo hacen). Viene el encargado, un señor de mediana edad y al ver que estoy rellenando la hoja me trata con un despotismo impresionante, diciendo que la relación calidad precio de la hamburguesa hawaiana es muy discutible e insinuando que para lo que es cobran poco. Según acabo de rellenar la hoja no solo no me da una copia, sino que pensando que no se que si no la entrego yo no llega, al irse lejos la tira a la papelera y listo. Jamás he recibido trato tan humillante de un camarero, y el encargado debería aprender del trato correctísimo de otro de sus camareros mucho más joven que él. Desgraciadamente en España el cliente no solo no tiene la razón, sino que si te quejas lo más mínimo les da igual porque "ya vendrá otro y se sentará en tu mesa". Es increíble que en plena crisis algunos negocios se permitan un trato tan lamentable.