opiniones sobre el Restaurante Chuleta

Magnifico en calidad y servicio. Las raciones abundantes. Los vonos excelentes. Para recomendarlo con garantía total. Volveremos

Excelente en viandas, vinos y atención personal. Instalaciones y lugar en roa, inmejorable. Sigue una tradición que espero continúe algún día. Un abrazo para julían y esposa. Y un saludo a sus colaboradores.

Fuimos a dar una vuelta por Roa y recordando que antes creo que de la guerra porque lo que es hoy por hoy este restaurante no lo merece tenia su prestigio. Entramos a comer, nadie nos recibe, nos acercamos al fogón, y nos dicen donde sentarnos. Nos dan la carta y amablemente la camarera nos dice lo que no hay, cuatro cosillas, que nosotros vemos que en la plancha lo están haciendo, bueno. Pedimos una ensalada variada, bien, de segundo chuletillas de cordero, y lubina, cual fue nuestra sorpresa cuando vimos lo que venia, siete chuletas de pierna y media lubina y pequeña, en la mesa de al lado todas costilla, y una lubina entera, para rematar pan de antes de la guerra y encima nos cobran 2'40 y las vinagreras de la ensalada, limpiarlas de vez en cuando y renueva los contenidos ,. Total de la factura 48 euros. Deprimente. Ah, recordar que somos de Aranda.

Celbramos nuestra boda y fue una pasada en calidad, cantidad, amabilidad y barra libre. Fue genial y al precio acordado sin sorpresas. Todo estaba buenísimo y los invitados quedaron encantados. Trato amable y familiar lo que demuestra el buen hacer de joaquin y su esposa ( los propietarios ) y el servicio de camareros y camareras... Muy recomendable

Somos canarios y estuvimos 9 días por la ribera del Duero. Sin duda, el mejor lechazo de todos los que comimos (ni en peñafiel, ni en aranda). Nos lo recomendó el dueño de bodegas vizcarra y acertó de pleno. Enhorabuena

Después de leer opiniones totalmente diferentes decidimos ir con unos amigos. Esperábamos encontrarnos con un ambiente castellano acogedor, con el horno de leña a la vista... y lo que vimos fue un comedor pretendidamente clásico pintado en tonos salmón y mobiliario blanco más propio de un salón de bodas algo anticuado, con la cocina con plancha y extractor en acero inoxidable, en vez de horno, a la vista. El trato era amable, pero efectivamente no había carta de precios. Pedimos para 4 personas dos primeros para compartir y lechazo (dos cuartos). Los primeros, un revuelto de boletus y morcilla (8 rodajas finas 12,84 euros), muy normalitos. El lechazo estaba muy bueno, pero junto con la ensalada que servían acompañándolo cada ración salió por 23,14 euros (los decimales son porque cobran el IVA aparte). Los trigueros a la plancha que no pedimos, pero incluyeron por error en la factura, a 19,12 euros; el vino, un "roble" de la casa, a 17,11 euros. Los postres, caseros, estaban buenos. En resumen, por cabeza 46,50 euros. Que el lector juzgue si para un pueblo pequeño de Castilla, lejos de todas partes, son precios apropiados. A nosotros nos pareció que se habían "pasado"; en cualquier caso la relación calidad precio no nos pareció ni mucho menos buena, salvo que te sobre el dinero. Nosotros no volveremos ni se lo recomendaremos a ningún amigo.

Era tarde, muy tarde, hambrientos buscando entre las calles Roa encontramos un restaurante de fachada blanca que asomaba entre Burguers y Kebabs varios. Parecía la flor que crecía entre la maleza. Pero de flor nada.
Abrimos la puerta, el chef justo salía, parecía querer tomarse un respiro. Nos vio a mi novio y a mi dudando si entrar o no (dudabamos porque no encontrabamos la lista de precios en la entrada, algo que suele ser habitual en todos los restaurantes) y nos invitó a pasar. Nos quedamos esperando en el ¿recibidor? aguardando que alguien nos acompañase a nuestra mesa, pero no, nos dijeron que entrásemos y nos sentásemos dónde quisiéramos. Vamos que si nos apetece nos ponemos en una mesa para ocho, aunque fuéramos dos.
La carta no estaba sobre la mesa, esperábamos que el camarero la trajese, y si, la trajo, apuntada a boli en su libreta nos dijo que eso era lo que tenían. Es toda una aventura comer así, sin saber lo que puede llegar a costar el bocado de lo que tienes en el plato.
Los platos no eran gran cosa, no había mucha variedad en los primeros, asi que nos decidimos por lomo ibérico, y que lomo!!! debía de ser de oro, por que nos cobraron casi 20 euros. Para después los dos pedimos entrecot, en concreto una variedad que ellos preparan, que si te digo la verdad, no se cual es la diferencia con otro entrecot. Nos preguntaron como lo queriamos, pero pasaron de nosotros y nos lo sirvieron crudo. Las patatas que lo acompañaban parecían venir de la guerra, porque faltaban muchas y las que había estaban rancias. Al otro lado del plato yacía un pimiento rojo, que en mi opinión no pintaba nada, pero eso ya son gustos personales.
En resumen, una estafa, caro caro, y encima te lo venden como la innovación en la plancha. Mención aparte a la decoración del recibidor, con famosos posando (entre ellos Aznar) y un artículo del diario El Pais elogiando el restaurante (el periodista debía de estar el día que escribió el artículo un poco borracho).

Un timo, 55 euros por un par de filetes y un plato de lomo (sin vino, ni postre ni cafe ni nada) no tiene razón de ser. El camarero nos trajo apuntado en una libreta lo que les quedaba (de su puño y letra, que no se entendía nada, y por supuesto, sin los precios). La torta (pan) estaba reseca y las patatas eran escasas y tenían pinta de haber tenido mejores tiempos. Encima les pedimos nuestro filete de 14 euros pasado (porque nos preguntaron como lo queríamos) y nos lo trajeron crudo. Vamos, una estafa en toda regla.

Extraordinario lechazo, siguiendo la tradición de vieja receta centenaria del catedrático fabiolístico.

No sé cómo servirán el lechazo.Comiendo de carta, muy normalito, ... pero de los de no volver, ni recomendar a un amigo para quedar bien ...

Paredes repletas de famosos que han pasado por el restaurante.Son muy amables, horno de leña para asar el lechazo churro según receta de "malospelos", panadero jubilado de la localidad. Regado con buen caldo de la ribera, ambiente familiar agradable.