Restaurante: Cocinandos

Lugar fantástico una gran cocina y servicio. No tienen carta, te sientas y ellos te van poniendo platos. Un acierto,

Todo fantástico, de principio a fin. Buen precio y buena calidad. Repetiremos sin duda una gran cocina en un local muy acogedor

Un placer desconocido. Entramos sin mucho animo pensando que era un restaurante más y ya desde el principio empezamos a alucinar con todo, servicio, cocina y ambiente. Los platos estaban muy bien equilibrados y el producto era fantástico. La verdad es que nos llevamos una gran sorpresa. La idea es excelente y tanto en la puerta como una vez en la mesa nos informaros perfectamente de todo, precio menú etc. Un lujo poder tener un restaurante así en león. Volveremos sin duda

En mi opinión, es uno de los mejores restaurantes de león. El trato es excelente, la selección de vinos es muy buena aunque un pelín cara y los menús son una gozada, aunque lógicamente no siempre te gusta todo lo que hay. De cena es algo abundante por lo que lo recomiendo para comidas. Respecto a las opiniones en contra, las comprendo puesto que a paladares adormecidos por el ajo y el pimentón, quizá no les guste. Respeto a quien prefiere comer calamares fritos en otros restaurantes pero de ahí a decir que el Cocinandos es malo, hay un abismo. No es caro para lo que dan ya que sales a unos 40 y pico por persona y hoy en día te cobran eso en muchos otros sitios de león que no llegan al nivel del Cocinandos. De verdad que merece la pena la visita, más aún desde que cidón nos dejó el vivaldi sin rumbo.

Un hombre reserva una mesa, se desliza ante él... Sus dulces manos se entrelazan... Y su suave mirada le acaricia... Mientras el cocinero, perdón no distinguido chef, presenta unos hostiles platos de comer ( indecente calidad, microscópica cantidad, rídicula variedad que no rivalizan en exquisitez), las camareras interrumpen constantemente, maridaje de vinos tosco, sombrío... Abandonando la nobleza de un verdadero acompañante, dejando de ser el caballero del apetito..., la degustación de quesos subestima la inteligencia de los comensales por su pobre deleite de presentación y por su ausencia de distinción.. El perdón replica porque su colosal bolsillo roto se niega hablar del precio (discúlpenlo pero todavía esta sufriendo). Ante ese reducido espacio, el cocinados, se derrama la estrella michelín, tan sólo reposo en él la dignidad de una mujer. (junio 2010).