No me gustó absolutamente nada, pagas demasiado para lo que se ofrece. Para empezar tienen menú, pero si no lo pides no dicen nada, me parece muy feo. El sitio tiene buenas vistas y esta bien ubicado, pero la decoración es pésima todo lleno de fotos y trofeos del dueño, incluso se permite poner diplomas de entrenamientos de conducción de su porche, además de cuadros de caza horterisimos, totalmente anticuado. Los aseos pequeños y viejos. El salón huele demasiado a comida y no estaba muy caldeado. Referente a la comida no está mala, pero es muy clásica y nada sorprendente y además a precios desorbitados. La especialidad, croquetas de boletus muy normalitas, la pierna al horno estaba muy buena, pero a 18€ como para estar mala. También pedimos la ensalada de Huesca y bastante miserable, te cobran 9 € y es solo lechuga adornada con lonchas de fuet barato y dos tiras de jamón serrano de ese envasado en lonchas!!! Si pones jamón por favor que sea bueno y con algo de estilo. Eso sí, las aceitunas estaban riquísimas y el café también.