Restaurante: El Caldero
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Pintor Juan Gris, 2, Tetuán-Castillejos Madrid, Madrid 28020 Pintor Juan Gris, 2, Tetuán-Castillejos Madrid, Madrid 28020 Pintor Juan Gris, 2 (Tetuán-Castillejos)
Madrid, Madrid 28020
España
Ver mapa / cómo llegar
acerca del Restaurante El Caldero
Su situación es también privilegiada, pues se encuentra en la zona de mayor actividad empresarial de Madrid, en pleno Paseo de la Castellana, a la altura de la Plaza de Cuzco, lo cual, le dota de una excelente comunicación desde cualquier punto de la ciudad.
Aproveche la temporada primaveral para disfrutar nuestros platos típicos en un precioso jardín, en el que se sentirá cómodo y apartado por unos instantes del estrépito y actividad cotidianas. Un jardín cercado por fuentes y vegetación, que le envolverán en una atmósfera única.
Disponga de un salón exclusivo para poder celebrar sus eventos familiares más íntimos o sus reuniones de negocios y de empresa, en el que se personalizará todo a su gusto y según sus necesidades: iluminación, sonido, etc.
E incluso, tendrá la posibilidad de utilizar proyector para sus presentaciones.
Información de interés sobre el Restaurante El Caldero
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Precio medio carta: 26-35 €
Instalaciones y servicios del Restaurante El Caldero
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acepta tarjetas
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local no fumadores
clasificación del Restaurante El Caldero
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información adicional sobre Restaurante El Caldero
Menuda decepción como murciana que vive en madrd, pedimos un caldero y nos pusieron un arroz con gambas, servido en un caldero, pregunte por el pescado que se sirve aparte en el mar menor, con alioli y que por eso se llama caldero. Me dijeron que ellos no lo hacen así (por lo tanto, no es el caldero murciano de toda la vida). El que se hace en murcia. Segundo, al lado de la ventana, deje mi bolso, el cual se quemo, porque según me dijeron una vez quemado, que ahí no se puede dejar, no me avisaron de ello, y ni siquiera me pidieron disculpas. Mi gran decepción la comida. No volveré más.
Estuve cenando anoche, en 5 entramos y directos nos estábamos dirigiendo hacia una mesa libre, el camarero, muy borde nos mira mal, para decir “donde vais? Tenéis que esperar. De repente me doy cuenta que me habían robado el bolso. Cuando me fui a la comisaria había otra chica que le habían robado el móvil en el mismo restaurante. Ahora me pregunto, como puede pasar eso? Si el camarero estaba pendiente de la gente que entraba, y luego pasan estas cosas en un restaurante que se supone sea de un nivel más o menos alto.
Estuve en el caldero con mis hijas y mi marido y pedimos arroz al caldero. Olía raro y sabia peor, era imposible comerlo, al retirar los platos llenos el camarero me pregunto si no nos había gustado, le dije que era imposible comérselo, me dijo que posiblemente se le había ido la mano al cocinero pues el también notaba algo raro, tomamos un postre y pedimos la cuenta. Nos cobraron las cuatro raciones y ni siquiera nos pidieron disculpas por no poder haber comido. Había estado varias veces en el local, pero desde luego no volveré nunca al sitio, y recomendare que mis amigos y clientes tampoco vayan. Que pena y que desastre, pues era un local de referencia para mi
Estupendo bar-restaurante, el trato es siempre exquisito, con cada caña o vino se acompaña siempre de una excelente tapa. En verano y primavera tiene una terraza maravillosa separada con arboles de la calle que te hará sentir fuera de la ciudad. Restaurante un poco caro pero de calidad excelente sobre todo arroces y teniendo en cuenta la zona es más que aceptable. Ideal para tomar unas cañas mientras ves un partido o tomas una copa. Espectaculares gin tonics. Y principalmente un trato familiar y agradable. Muy recomendable.
Ayer tuvimos el "placer" de tener nuestra cena de Navidad de empresa en este lugar. Teníamos contratado un menú con una copa por persona para un determinado número de personas.
Tras la cena, y durante las copas, una persona del servicio nos indicó que las copas contratadas habían terminado, y que desde ese momento, las consumiciones no estaban incluidas. La respuesta que se le dio fue que avisase de ello a quien quisiera disfrutar de otras consumiciones aparte.
Y eso fue exactamente lo que se hizo: Avisar. Pero eso sí, también servirlas a discreción, sin preocuparse de su cobro a cada persona que las pedía. Se entiende que si se pide el pago por esas consumiciones a quien las solicita, las consumiciones no se producen, y los ingresos se resienten. Si sólo se avisa que no están incluidas (y se asume que las paga la empresa) y se sirven a discreción, todos contentos: restaurante y empleados.
Al recibir la cuenta, la sorpresa llegó en forma de copas no incluidas, con la consiguiente reclamación al responsable.
Ante mi pregunta de por qué no se había cobrado cada consumición a quién la pedía, con la falta de profesionaldidad y compromiso con quien había contratado la cena con un presupuesto y quien la iba a pagar, que era la empresa, la respuesta fue que la profesionalidad estaba en servir lo que se les pedía. No tengo más comentarios sobre este lugar. Por supuesto no nos verán por allí el próximo año.
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