Restaurante: El Capitan

Aceptable materia prima pero precios fuera de lugar. Lo peor es que te recomienda el producto sin enseñarte la carta y por consiguiente los precios. En nuestro caso nos cobró 80€ por una fuente de salpicón cuando nosotros habíamos pedido una ración. La excusa es que puso 3 raciones pero una vez nos quejamos no quiso tener ninguna atención. De la cara dura basta decir que 80 € no es divisible entre 3 raciones, esto es, cobra lo que quiere. Para no volver.

Pienso que en pocos lugares hemos comido platos de tan excelente calidad, en un principio probamos unos entrantes de empanada de viera, un pulpo a la gallega y unos mejillones de la casa, posteriormente hemos pedido un mero a la plancha el cual estaba exquisito. Nuestra conclusión es que volveríamos encantados, eso si con una nueva camarera. Agradecimientos al trato del cocinero, que se molesto en subir y preguntarnos nustra opinión.

Muy caro: un lenguado para 2 personas 56 euros carta de precios sin especificar ( pescados sm :según mercado) servicio desatento ¡para no volver ¡¡

He llevado una gran decepción de este restaurante. Había visto unos buenos camarones, pido una ración para iniciar la comida, y me trajo otros distintos que eran irlandeses, o parecido. Pedimos una centolla, y también resultó negativa- nos quejamos a la camarera, y respondió diciendo que ella no sabía nada, y que mejor lo hablase con el dueño. Llegó el dueño, y efectivamente reconoció que los camarones no correspondía a los que había solicitado. Conclusión, reconoció el error. Nos quiso invitar a cava, que rechazamos y a medio mal comer, ya que no quisimos seguir, pido la cuenta, que por cierto no cobró los camarones, pero sí la centolla, y el precio de dicha centolla fue exagerada.

Tenía ganas de conocer este restaurante, de referencia en la ciudad de Vigo. Aproveché la visita de unos amigos para invitarlos y todos, los 7 que eramos, resultamos decepcionados. La carta, compuesta de unos 40 entrantes, 7 carnes y 7 pescados resultaba extraordinariamente corta cuando la camarera resolvía con un "no nos queda" todas nuestras peticiones. Finalmente los entrantes se limitaron a la empanada, una lata de mejillones y el pulpo (lo mejor). No había ni setas, ni chorizo, ni calamares, ni, ni. Ni... De plato principal pedimos arroz con bogavante para todos pero tampoco debían tener arroz. Aquello se limitó a la cascara de un bogavante y poco más. La carta de vinos, idem. Te presentan 40 vinos y luego tienen 5. Me pareció un bluf de restaurante. La cuenta, 230 euros pero salimos con hambre-