La comida a excepción del lechazo que estaba bien, las chuletillas muy caras para la cantidad que ponen, el jamón duro y mal cortado, los postres no parecían caseros, en fin muy normal y caro en cuanto calidad precio.
La comida a excepción del lechazo que estaba bien, las chuletillas muy caras para la cantidad que ponen, el jamón duro y mal cortado, los postres no parecían caseros, en fin muy normal y caro en cuanto calidad precio.
En general todo bien comida, sitio, ubicaciòn, servicio. Sitio ideal para comer buen lechazo, tambièn tiene buenos postres caseros. .
Muy agradable. Los torreznos y el cordero buenísimos. El trato, muy profesional y agradable. Los postres estaban correctos
Buenos días. En general, bien. Teníamos una reserva para las 15:30 y he de decir que a las 15:20 ya estábamos sentados a la mesa. El restaurante estaba lleno, pero aún así, la mesa me resultó agradable. La decoración del local es tradicional. Muy sobria y adecuada al tipo de cocina que sirven. El servicio rápido, atento y educado. Ojo! Con el agua y las ensaladas. Si no dices nada, te las ponen por defecto y por supuesto, te las suman a la factura... La carta sencilla, sin demasiados alardes y con platos típicos castellanos. Nosotros pedimos morcilla, el revuelto de la casa, lechazo, chuletillas y un chuletón. Rico, rico! Con materia prima de primerísima calidad y muy bien cocinado. El lechazo estaba tierno y en su punto, delicioso! Terminamos con un par de postres, entre los que destacaré la tarta de queso. Sin galleta ni sabores que camuflaran su auténtico sabor, a queso! Para finalizar, chupitos y pequeñas rosquillas fritas invitación de la casa. Y por qué solo he puntuado el restaurante con 3 estrellas? Por un tema que creo se debería prestar atención y cuidar un poquito más: el vino. En tierra vinícola por excelencia y en un restaurante de categoría, primero, no se puede presentar un carta tan pobretona y desorganizada; además, con esos precios, no ya inflados, sino por las nubes! Y, por último, servir un vino de la casa, un protos reserva 2006, que no es que tuviera posos, es que en el fondo del vaso se había producido la sedimentación de la época terciaria! Imperdonable y que afea la valoración final. El precio de la comida, caro, sin embargo, ya lo esperábamos y en mi opinión, relación calidad, merecido. Recomendaría el restaurante para los amantes y descubridores de la cocina típica castellana. No les defraudará! Aunque, por favor, revisen la oferta de vinos... Gracias, virginia p.
Nos gustó la comida. Nos atendieron fenomenal. El lechazo muy rico y el vino también. Y el flan que tomó mi padre por consejo del camarero que nos atendió, auténtico, como el que hace mi madre. Y las mini-rosquillas que ponen con el café, especiales. Quedamos muy contentos. El precio adecuado.
Lugar correcto en todo y sin destacar nada. Sales con la impresión de haber comido bien pero no a una buena relación calidad precio.
Mal, la comida se nota que está recalentada. El precio caro. No recomendable. No pidáis el menú de 40€ es un timo.
El mejor lechazo de Valladolid, buen trato, amables, buena relación calidad precio, siempre como ahí cuando voy a pucela
El pasado puente de la constitución estuve de nuevo por Valladolid dado que mi marido es de allí y de vez en cuando nos desplazamos desde Madrid para visitar esta ciudad que a mi esposo gusta tanto. El domingo decidimos ir a comer a este restaurante, decorado de manera un poco anticuada pero a la vez con su toque de elegancia. Comimos en la planta de abajo en un salón recogidito y con bastantes detalles como unas lámparas preciosas en los laterales de dicho salón. Empezamos la comida con unos entrantes de morcilla y pimientos. La carta en realidad no es muy variada y de primero hay poco más donde elegir. La morcilla estaba bien pero los pimientos estaban bañados totalmente en aceite, cosa que no nos gusto demasiado. De segundo pedimos lechazo acompañado de una ensalada y unas patatas fritas. El lechazo tenía muy buen sabor y estaba buenísimo, y la ensalada era muy normalita, no así como las patatas fritas que tenían unas cosas negras por encima; pensando que eran alguna especialidad de la casa las probamos y resultó que de especialidad nada; esas cositas negras eran trocitos de morcilla como la que comimos como primer plato. Parece ser que en este sitio el aceite de freír se aprovecha al máximo aunque haya una mezcla de sabores. De postre mis dos hijas se decantaron por unas natillas caseras, las cuales probamos y el sabor es algo que podría mejorarse. Mi marido probó las torrijas con miel y él sí quedó encantado con su postre.
La verdad es que salí del restaurante con la sensación de estafado (que no estofado). Explico porqué: nos recomendaron el local desde el hotel y nada más llegar nunca nos mostraron la carta sino que nos dijeron lo que tenían de viva voz. Nosotros pensamos que era costumbre vallisoletana y no protestamos (craso error) y pedimos. Nos recomendaron el vino de la casa, que nos costó 20 € y a mi no me gustó nada. Éramos 2 personas: pedimos 1/4 de lechazo, jamón, queso y postre. El lechazo estaba muy bueno, el jamón no estaba mal y el queso pasable. Por todo ello nos cobraron 120 €. Cuando revisé la cuenta le pregunté que eran 20 € de varios y el camarero al instante (sin mirar la cuenta) nos dijo que perdonáramos que nos cobraran 2 veces (si no llego a mirar la cuenta nos lo cobran). En resumen calidad/precio mala. Tengo comido mucho mejor y más por ese precio en locales que tanto en decoración, como en servicio, como en calidad son muy superiores a este (por ejemplo en el José María en plena plaza mayor de Segovia) y en sitios similares a este por bastante bastante menos.
Estimado juan:
respeto profundamente tu opinión, pero no estoy en absoluto de acuerdo. Todos los demás comentaristas parece que tampoco. Y sobre todo que lo compares con josé maría (Segovia) que es bastante inferior. La carta suelen darla sin que la pidas. Y el vino de la casa no es ni bueno ni malo. Es mejor que la inmensa mayoría de los que sirven por el mundo alante. En cualquier caso, tienes razón en lo de que es algo caro. Pero la calidad se paga. Si tú no viste esa calidad tienes razón en protestar.
Es un sitio tradicional, el local es muy agradable y acogedor, nada excesivo. Suele estar completo, así que, conviene reservar mesa con anticipación.
El servicio muy bueno, el personal es amable y correcto.
Respecto a los platos, qué decir, es un sitio donde, personalmente, se come el mejor lechazo al horno de leña, sin dudarlo. Como entrante qué mejor que un plato de jamón ibérico recien cortado, con esto y una ensalada, cierras un menú de 10, sin olvidar el postre y cafe.
Disponen de una carta de vinos amplia y variada.
Os lo recomiendo, sin duda, uno de los mejores restaurantes de Valladolid. He ido en varias ocasiones y sin duda repetiré.
El cordero fantástico, pedimos un cuarto delantero (a nosotros, particularmente, nos gusta más) y se deshacía en la boca, estaba en su punto y con un sabor a lechal ¡buenísimo! Solamente lo acompañamos de una ensalada, bastante correcta, y el postre, una milhoja de crema, que a pesar de estar un poco fría se comía muy a gusto. En cuanto al vino, pedimos él de la casa que no pasaba de normalito. En general, refiriéndonos a nuestro menú, bastante bien.