Nos habían recomendado este restaurante en Guardamar y desde luego, acertamos en hacer caso a la recomendación. La situación es estupenda, tienen una terraza acristalada desde la que se ve el mar. Pero no es el típico chiringuito, la carta es supervariada, cuesta decidirse porque todo tiene una pinta buenísima y una vez los platos en la mesa, no nos decepcionaron en absoluto, estaban tan ricos como parecían en la carta, muy bien servidos, con mucho gusto y deliciosos. También destacar el personal, todos muy amables y nos ayudaron a elegir en función de nuestros gustos. Seguro que repetimos porque nos hemos quedado con ganas de probar otras cosas de la carta