Después de subir al moncayo, pretendíamos almorzar algo en el restaurante, algo sencillo. Pero solo tienen para fin de semana menú de 25 euros. Tras conseguir que nos hagan un triste almuerzo, creo que hemos pagado excesivamente por, por ejemplo, una botella de vino (rellenado, con botella del jiloca y corcho del moncayo y contenido adivina de qué) 8 €, e imbebible. Suerte que nos han traído gaseosa... Ah, no, que ni pidiéndosela 3 veces nos la han servido, como tantas otras cosas... Los huevos, remojados en aceite, y, su acompañamiento, triste no: lo siguiente. El servicio desagradable y seco. Parece que te hacen un favor. Si esa es la forma de llevar un negocio, mejor echar el cierre. No es una fórmula para que volvamos a verles. De tapas, cuatro cosas en barra, que ni se molestan en recalentar ni al microondas. Si no optas por el menú "normal" de 25 o 45 euros, olvídate de que te hagan una pizca de caso.