Restaurante: El Piró

Llegamos a ver la zona y recrearnos con el paisaje del priorato, ya habíamos leído antes algo de los restaurantes de la zona, y allí nos decantamos por descubrir este. Comimos muy bien los platos están elaborados con mucha profesionalidad y el trato por parte de la encargada fue más que amable y continuo, en la ensalada me sugirió probar el vinagre a la mién "delicioso", además todo sazonado con el aceite de la tierra un manjar sin comparación, lo que dijimos que pensamos repetir.

Restaurante sencillo sin grandes pretensiones, pero con buena comida, precios más que razonables, vinos de la zona de buena calidad, he vuelto a ir, el trato y el servicio muy correcto.

Cocina tradicional, mediterránea, casera y nada artificial. De primeros canelones, crepes de espinacas, crepes de escalivada con arenque, berenjenas rellenas, esqueixada, escudella, habas a la catalana... De segundo bacalao, caracoles dulces y picantes, conejo a la cazuela o a la brasa, sepia con albondigas... De postre crema de limón, mel y mató, avellanat, crema catalana, helados artesanales y algunos días un tiramisú que no he probado ni en los mejores restaurantes de Madrid y Barcelona. El servicio es cordial y respetuoso, cosa que no abunda por desgracia. Un entorno agradable, sobrio y acogedor, y una cocina que me devolvió a mi más tierna infancia. La carta de vinos es escepcional, abarcando los mejores prioratos y con guiños al montsant. El servicio del vino embotellado es en copas riedel, y los precios no son nada abusivos. De todos modos, también tienen vino por copas y el vino de la casa, que elabora el propietario de sus viñedos y en su propia bodega, es muy bueno. Por desgracia no podemos acercarnos cada fin de semana.

Un restaurante honesto, sin pretensiones, y con una menú extenso. Destacan los platos de la zona, y la carne es de lo mejor que he probado en mucho tiempo. Así mismo destaca el amor al vino. Una carta de vinos de la zona inmejorable y un vino de la casa, que parece ser de cosecha propia, que se incluye en el menú y que está muy bueno. Por otro lado, el trato es exquisito y tiene la calidez que precisa el viajero.