opiniones sobre el Restaurante El Rebeco

17 € cada uno, yo me he pedido una crema de castañas y champiñones, estaba buena pero el champiñon no estaban en ningún lado, mi pareja espaguetis a la boloñesa con una cuchara si llega de carne y con tomate tipo orlando, me parece muy cutre poner ese tomate en un menú de 17€, deberia ser casero... Luego yo unas migas a la pastora, eran migas precocinadas, ni si quiera las han pasado por la sartén, siemplemente estaban calentadas en el micro, con tres uvas más bastas que una lija y tres pegotes de longaniza que ni me he comido, mi pareja se ha pedido longaniza con huevos, la longaniza si estaba bien porque estaba a la brasa el acompañamiento unas patatas que podrían haber estaba más tiempo friendose porque estaban un poco duras y un pequeño pimiento rojo recién sacado del bote, frio y sin calentar.... El postre ya ha sido la rematada, ambos hemos pedido un arroz con leche, el arroz era precocinado de vasos que venden para calentar y listos, con leche, literalmente los granos de petaba en la boca, duro y rancio a más no poder. El sitio bonito pero en el comedor mucho mucho frio. Este menú no es para pagar 17€, ni 10 tampoco, una decepcion... No se puede decir que es comida casera porque casi nada es casero. Muy malo

Nada recomendable. Fuimos séis amigos, hicimos reserva dos días antes, parece que no se lo apuntaron y luego no teníamos sitio, al final nos metieron donde pudieron. Menú de 18 euros, te ofrecen una serie de platos, de los cuales, nada más empezar ya no tienen la mitad, pides, y al cabo del rato te dicen que tampoco queda lo que has pedido. La comida malísima, pedimos un chuletón (que tiene un suplemento de 6 euros), el cuál es todo grasa, de 500gr. Comes escasos 100gr. De carne. Incluye vino y agua (del grifo). Servicio pésimo, en vez de apuntarselo, lo intentan memorizar y cuando llegan a cocina tienen que volver porque se les ha olvidado. No repetiríamos y no recomiendaría a nadie.

Buena comida y gran variedad de platos el lugar es muy bonito las migas estaban deliciosas y el cordero estupendo es un restaurante que esta en una casa de montaña con gran decoración y un hogar grande estilo montañes

Estuvimos hoy 17 euros menú y 7 euros un plato de tallarines primero nos quería meter natillas como si fuera crema catalana luego nos da la factura y vemos que nos cobra 3 platos de más y a 6 euros los de tallarines se lo decimos y nos da otro con IVA en los platos y no lo cambia a a 7 euros para mi pensar la viene grandes las temporadas de vacaciones por ordenador en verano todo justo justo y lento

He ido a comer y a cenar con mi pareja. Es un sitio muy bonito, con un trato muy familiar. La comida es típica de la montaña. Calidad - precio esta muy bien. Sin duda, seria un sitio al que repetiríamos y recomendamos.

Un gran restaurante calidad precio buen servicio y comida tradicional variedad de platos de primero y también de segundo postres caseros y vino normal

Opinión general, lamentable. Llegamos sobre las 14. 30h, elegimos el menú de 16€, y nada más sentarnos nos dicen que 2 de los primeros y 2 de los segundos ya están agotados. Pedimos una ensalada denominada "gourmet". En papel tenía buena pinta pero la realidad fue un manojo de lechuga de bolsa tal cual puesto en el plato con 2 láminas pequeñas de queso de cabra a los lados. Increíble. Las migas estaban aceptables, pero nos las sirvieron sin el huevo (no nos dimos cuenta porque aun estábamos anonadados con la lechuga) y al minuto nos quitaron el plato para llevarlo de nuevo a la cocina y ponerle el huevo. El vino de la casa, malo no, lo siguiente, para un menú de 16€. Habíamos pedido bacalao de segundo. Llegado el momento nos dicen que se ha acabado. Pedimos rape, que era la otra opción de pescado, y también se había agotado. No quedaban platos de pescado. Sin mucho ya donde elegir, pedimos 2 entrecots, servidos con patatas fritas, que venían frías al igual que el triste pimiento de lata. Llegan los postres. Sinceramente nos da miedo pedir, pero decidimos arriesgarnos. Unas natillas y un postre de chocolate blanco. Según nos los traen, la mesa de al lado nos advierte que ni lo probemos, que las natillas son leche líquida con color. Y así fue. Las peores natillas que hemos probado. Se lo decimos a la propietaria y nos dice que las ha hecho ella y que llevan mucho azúcar. Lo cual sigo sin entender, qué tiene que ver el azúcar para que no sepan a nada. Después de todo lo visto, no pedimos café, pero otra de las mesas de al lado, al ver que nuestros postres son incomibles, piden café. Llegan los cafés, con un color que lo decía todo. Efectivamente, no se los pudieron terminar (torrefacto puro). Llegó la hora de la cuenta y, aun habiéndonos quejado de todo lo anterior, no se arrugó lo más mínimo: 32 eurazos por un menú que no valía ni 8,50€. Vergonzoso. No volveremos jamás.