Restaurante: El Risco de Águila

Muy deficiente. La comida con mucha grasa y de mala calidad. No lo recomendaría. Hacía tiempo que no comía tan mal.

Este restaurante es un quiero y no puedo. Lo que más llama la atención es la “decoración” fascista del sitio… banderas anti constitucionales, una foto de fraga, escuditos del águila y demás… demencial. [...] la comida regulera. Parece que va a ser un mesón genial y no deja de ser un bar de raciones. Eso sí, los asados en un fuego bueno, salen ricos. El resto, mucha comida de lata (setas, guisantes, etc…) broncas entre los empleados y ventilación malísima. Sales con un pestuzo que no te lo quitas en días. No lo recomiendo. Por la zona hay más y mejores.

Me pareció un sitio agradable y familiar, el cochinillo que tomamos estaba perfecto, y los dueños muy atentos en todo momento, así que volveremos para tomar el chuletón que tenía una pinta fantástica

Quise sorprender a mis amigos y acabé sorprendido. De la carta, la mitad de la mitad. Lo típico resultó ser lo inexistente. Aquello que era "a la brasa" resultó que ese día no se había encendido la lumbre... ¿como? En un asador? Chuleton? Solo para uno. Cordero? Para otro. Llegarse hasta ávila un día de invierno con mucho frío para comer sepia y pescado es cuanto menos extraño. Si los pocos clientes que hay salen descontentos... Probablemente no vuelvan. Son tiempo difíciles, y es cierto que no estamos para regalar. En ninguna de las direcciones. El problema (o la oportunidad, según se mire) es que en peguerinos no hay restaurantes similares.

En casa del herrero, cuchillo de palo. Tenía la esperanza de que se fundamentara en el plato el producto del excelente y aromático pasto de altura del que goza el ganado de raza avileña que se cria en la zona. Pero posiblemente las mejores piezas de reses con más años, acaben en otros restaurantes de más caché, aunque bien podrían dejar algunas en el pueblo, aunque solo fuera por hacer patria y dar prestigio. Así que lamento no poder hablar bien del chuletón que me comí, aunque por 17 € la pieza quizá no pueda exigirse más. Hubiera acertado si hubiera pedido las chuletillas de lechal que pidió mi mujer o la excelente ración de sepia que pedimos como entrada. He de destacar la amable atención de la persona que nos atendió, así como la "línea directa" que había entre los fogones y el comedor de la planta de arriba, generando una "neblina" que haría las delicias a los nostálgicos del humo en los restaurantes. También harían las delicias a otro tipo de nostálgicos, unas rancias botellas de vino que adornaban un estante en la barra del bar. Me duele esta crítica. Y más, por ser tierra de mis antepasados. Me recuerda aquel viejo dicho que denunciaba: las mejores naranjas de Valencia se las comen los alemanes. Parece que con la carne de peguerinos es así.