opiniones sobre el Restaurante El Trastero

Prometemos volver a este restaurante. Nos hemos encontrao allí como si fuesemos familia, clientes asiduos, de los de todos los dias, le encontramos de casualidad preguntando a un viandante y su elección fue muy acertada. Volveremos cada vez. Que viajemos a gijon. Gracias

Soy asidua del trasteru, es punto de reunión semanal con las amigas. El trato familiar, la comida exquisita con materia de primera calidad.

Tiene buena intención, dan una buena tapa con lo que pidas, eso si va en el precio. Pero el servicio es pésimo, sobretodo en el del centro de Gijón. Las camareras están de chachara tras la barra, y tu con cara de tonto esperando a la consumición. Hay veces que se les "olvida" la tapita y tu con cara de tonto viendo como se la comen los demás. En definitiva un 3 sobre 5, precios carillos, mal servicio y calidad media.

Un restaurante donde es familiar se esta como en casa muy buena comida que nunca falta y el trato de las camareras no tienen precio sois los mejores!!!!! Aki uno de noreña

Hola!!!!! Me encanta el trastero, se come de lujo y el personal es de lo bueno bueno de Gijon. Cada vez que estoy en Gijon en lo primero que pienso es en visitar el trastero. Para mi un 10.

Hola!!!! Somos asiduos a el trastero!!! Muy buena comida de calidad y abundancia, te encuentras allí como si estuvieses en tu propia casa. Anteriormente no parábamos tanto por que no nos gustaba el servicio que nos daba cierta camarera, pero ahora pa mi gusto esta la plantilla perfecta con valen el jefe que es un maquina, las hermanas de la cocina, la chica argentina y la lacianiega en sala!!!! Os recomiendo sus espárragos crack, el secreto ibérico o chuletón de buey, su ensalada de ahumaos, También tienen buenas ofertas como una botella de rioja , carne , patatas por solo 18 eur o el chollo es de tan solo 5 euros. K uno se va comido pa casa!!!!!! Y lo mejor es que con cada consumición varían el pincho y un pincho de calidad absoluta.

Hace años era una persona asidua a este restaurante, pues se comía muy bien y el trato era agradable. Sin embargo las dos últimas veces que fui me ha desencantado profundamente. Creo que ha cambiado de personal, pues las chicas que había hace años y que eran tan agradables no están. Las que están ahora deberían de cuidar un poco más al cliente. Para empezar, somos un grupo, decimos que tenemos mesa reservada a una de ellas, la chica se va y nos quedamos esperando sin que nadie nos diga nada. Voy a preguntarle a la chica después de 5 minutos si pasamos o esperamos o que y nos dice que ya nos llama su compañera, pero vamos lo más normal es decir, si esperen o pasen o lo que sea, no ignorarnos. Íbamos con la intención de degustar la carne a la piedra y para saber como la ponían preguntamos. La camarera nos dijo que venía la carne y nosotros la cocinábamos en la piedra. Hasta ahí bien. Le decimos la cantidad que queremos aproximadamente y nos dice que eso depende de como sea el chuletón, con lo que no podemos pedir cantidad concreta sin saber el precio, cosa que no he visto en ningún sitio. Lo normal es que te digan pues para tantos tantos gramos por persona. La sorpresa es que trae la carne en una especie de fuente de horno ya echada en la misma y al darle la vuelta para acabar de cocinarla porque ya venia hecha de un lado, queda medio hecha, y la piedra se enfría. A algunos comensales les gustaba así, pero otros la preferíamos más hecha con lo cual le pedimos que si nos podía cambiar la piedra para los que la preferimos más hecha y nos dice que la piedra no se puede cambiar que lo que puede hacer es pasarnos la carne más. Como unos la querían más hecha y otros no, le decimos que pase la mitad y la otra la deje igual, pero nuestra sorpresa es cuando viene la segunda vez, nos trae toda la carne ya hecha, con lo cual a los que les gustaba en su punto tuvieron que comerla como vino perdiendo toda su gracia. Resumiendo que pagamos 40 euros de carne por comer chuletón frito en la sartén y la gracia de la piedra es tan simple como que pones carne en un plato y la piedra aparte y cada uno se la cocina como le venga en gana. Un desastre