Pretendíamos reservar para comer en casa lucio, y al llamar nos informan de que están completos por varias semanas, pero que disponen de otro restaurante que sirve la misma carta y especialidades, y que se encuentra en la misma calle y enfrente de casa lucio: el viejo Madrid. Acudimos y en efecto, no es que no hubiera problemás de reserva, es que no había nadie. Pedida la carta, nos decantamos por lo tradicional en un restaurante madrileño, de la marca lucio: unos huevos estrellados, unos callos a la madrileña y unos bocaditos de rape. Los huevos estrellados: fríos y con las patatas mal cortadas y con distintas texturas de sabor. Los callos: cantidad más bien escasa, con los callos presentados en trozos cortados muy grandes, y acompañados de lo que debía ser pata o morros, incomibles por su dureza. La casquería, a la que soy muy aficionado, exige y necesita una elaboración cuidadosa, que brillaba por su ausencia. Los bocaditos de rape: 8 trocitos de rape empanado, presentados sin ningún tipo de guarnición, ni acompañados de lo que es normal en ese tipo de plato, alguna salsa tipo alioli o mayonesa. Por un problema de intolerancia a la lactosa, preguntamos por un paté de la carta, diciendo el camarero que preguntaría en cocina, y para sorpres nuestra!! Se presenta en la mesa con una lata de paté, para indicarnos que en su composición si había leche¡¡ y comofinal, una cuenta en la que la relación precio/calidad ni de lejos reflejaba la comida servida. No se puede vivir de la pretendida fama del restaurante madre (casa lucio) regogiendo incautos como nosotros que creyeron que la filial estaría a su altura. No volveremos ni lo recomendaremos.