Restaurante: Flor de Lis

Si buscas sorprenderte por un local singular y con buena gastronomía, este es tu restaurante.

Flor de Lis se encuentra a dos calles por encima del Carre San Sebastià así que en el centro de la población costera de Roses, no hay pérdida y todo el mundo lo conoce.

Como buen restaurante que es, la atención de los camareros és atenta, servil e inmejorable.

La carta es una selección de platos bien elaborados donde resalta el pato y el pescado.

Os recomiendo el pichón con salsa, lo presentan fileteado, con una salsa reducida de coñac, creo, que está deliciosa! No es pequeño ni grande este plato, la medida idónea, lo único que el acompañamiento me lo esperaba algo más refinado; pusieron patatas, cortadas de manera muy original.

De entrante tomé el jamón con melón, fresco y uno de los platos más baratos de la carta. Me decepcioné un poco, por que el jamón no era nada del otro mundo. Me esperaba más por el nivel del restaurante.

Mi pareja tomó un foie (caliente) con una salsa dulce que estaba bueníssimo!

Para los amantes del vino, encontrarán una carta con unas 5 páginas o así. Verdaderamente una maravilla.
Si no os decidís, el camarero os aconseja gustosamente y con nosotros acertó de pleno! un vino de los que no eran muy caros y estaba exquisito!

Lo que más me impresionó del Flor de Lis, fué el postre.
Sentados en nuestra mesa, rodeados de fotos antiguas, mobiliario de coleccionista y cojines rosas, sentí un carrito deslizarse por el passilo. ¡Qué sorpresa la mía! me presentaron frente a la mesa un carrito repleto de pasteles, copas enormes con fruta natural, musses y helados. Genial!! no sólo lo ves en la carta... sinó que también al natural!!

Nos contaron que todos los postres eran hechos en casa y tenían toda la razón.

Pedimos pastel de chocolate y un poco de surtido de fruta natural.
El pastel riquísimo, una delicia, creo que es lo mejor que he probado nunca... con una base tierna, esponjosa y bien marrón, casi negro (del chocolate que tenía), y crujiente por fuera... además llevaba por envima como unos abanicos de chocolate duro.

¡Se me vuelve ha hacer la boca agua sólo con pensarlo!

La fruta presentada cortada y limpia, en las copas donde te las muestran están sumergidas en agua con azucar, así que cuando las pruebas estan dulces y jugosas.

Lo único que duele es la cuenta. Te sale por un pico...
Hay que ir bien dispuesto. Vale la pena probarlo.

Para aparcar, hay parkings de pago al lado del paseo marítimo, recomiendo que dejéis el coche en uno y que os desplacéis a pie.

Un restaurante que merece al menos ser visitado una vez si se visita Rosas o sus alrededores, tanto por la lo acogedor del sitio como por la buena cocina que siempre se degusta allí. Mi recomendación el menú degustación, siempre exquisito .