Restaurante: Fuego Lento

La comida bastante bien elaborada, la presentación cuidada. Mis felicitaciones al cocinero que nos dejo con buen sabor de boca, y nunca mejor dicho. La pega que tiene para mi este restaurante es lo elevado de los precios, están por las nubes. Comes eso mismo en cualquier otro sitio, también bien decorado, y no te piden esos precios tan desproporcionados. Pena que no podamos volver por precisamente eso, los precios, no por no poderlos pagar, sino porque por menos comemos igual. Aun así, tienen un buen cocinero, uniformado correctamente y profesional, y añado el mérito de que no tenían a ninguno más, por lo que doble mérito en la rápidez en tener los platos que íbamos pidiendo hechos. Probamos los pinchos en la barra e igual, muy elaborados y ricos, aunque el servicio de bebida en barra no tan bueno. Otra pega es que no viene anunciado en ningún sitio, y lo encontramos por casualidad. Sólo volvemos si se bajan del burro en precios.

Tomamos el menú del día. De segundo todos tomamos entrecot, de mediana calidad y muy duro. Se lo hicimos saber a la camarera que indicó se lo transmitiría al cocinero, ignorando si lo hizo, puesto que el cocinero no salió a dar explicación alguna, a pesar de que heramos cuatro comensales los que habíamos coincidido en la apreciación antes indicada

Tienen un foie buenísimo, no es el típico micuit industrial que sirven en cualquiera de los restaurantes que quieren aparentar lo que no son. También he probado el rabo de toro, el cual antes no lo tenían, y la verdad un acierto, ya era hora de que se saliera de las aburridas elaboraciones a la plancha las cuales puede hacer una alérgico a la cocina. Volvere a probar las carrilleras y los huevos rotos...

Trato bueno, comida normal salvo el rabo de toro y las carrilleras que sobresalen, merecen un viaje a jaraiz. La decoración llama la atención, muy bonito