opiniones sobre el Restaurante Grill Sal y Brasa

Restaurante muy amable, con muy buena y abundante comida, personal muy amable. Me sorprendió mucho encontrar un restaurante tan excelente en el pequeño pueblo de juan grande. También puedes cumpleaños maravillosos, etc. Celebrar. La comida, el servicio es solo el mejor. Todo es fresco y también hay una maravillosa postre. Disfruto yendo con mi hijo y amigos y, a menudo aquí.

Hemos disfrutado 100% por 100% se recomendada reservar mesa, lo cual es buen señal. Todo estaba perfectamente, los entrantes y comida estupendamente. Carne en su punto. Servicio mejor imposible. Muy aconsejable. A si, aparcamiento sin problema alguno. Muchas gracias a todo el personal por hacerme el día de madre inolvidable y naturalmente a mis hijos y mi marido por haberme llevado. Un abrazo y muchos saludos nicolette y cándido

Nada de otro mundo y carísimo, el camarero siempre sobre nosotros los manteles sucios y la cocina, que esta a la vista muy sucia.

El restaurante sal y brasa, es uno de los mejores restaurantes en los que he comido, tanto por su calidad y cantidad en la comida, como por su servicio y precio. Yo organicé una despedida de soltera y la verdad que todas quedaron con ganas de ir otro día. Os lo recomiendo a todos.

He ido la primero vez, en navidades. Solía ir mucho antes, porque me gustaba mucho; me ha parecido un poco caro, y nada diferente a lo que hay en otros sitios

Visitamos por primera vez este restaurante a pocos días de su apertura, a principios de septiembre. Conocimos el restaurante gracias a un articulo publicado en la revista del Canarias 7 y decidimos probar.

Ulises nos recomendó el tentáculo de pulpo frito y la morcilla dulce de Teror y el plato principal lo teníamos claro. El restaurante invita a comer carne, sin embargo dice Ulises que traen pescado a diario desde El Castillo del Romeral, nosotros comimos carne; mi mujer comió una milhoja de solomillo y yo me comí un chuletón ¡mmmmm! sólo de recordarlo me entra hambre. En fin, esto ocurrió en nuestra primera cita.

El domingo siguiente fuimos con la familia al completo, los niños, la suegra... Lo genial que tiene este restaurante es que además de tratarnos bien y comer estupendamente es que está situado en un lugar donde apenas hay tráfico y justo en la puerta del restaurante hay un parque enorme y un parque infantil. Pues lo pasamos todavía mejor, esta vez comimos más de picoteo menos Efrén, el benjamín de la familia que tiene seis añitos y, como no, la suegra que pidió pescado fresco.

Parece irónico pero el pescado que había era vieja y ella la pidió cocida... Lo mejor de este día es los chiquillos se comieron un par de papas, un pizco de queso y un poquito de pescado y ya estaban cogiendo un polo para irse a jugar al parque. En fin que aún nos quedamos un rato más de sobremesa satisfechos con la comida, los niños jugando y nosotros intentando arreglar el mundo como en casi todas nuestras comidas familiares.