Ibamos de paso y paramos en este antro por recomendación de un conocido del lugar. Optamos por un menu, de primero un pastel de pescado que no sabia a pescado ni por asomo, una suerte de puding a base de salsa rosa y mayonesa con algún tropezon de atun de lata, insulso, blando y acuoso a más no poder, y una menestra, que de menestra poco, un puñao de judía, zanahoria y 4 guisantes hervidos a pelo hacía días y recalentado en el micro, el caldo de esta era una papilla tan espesa como inapetente. Los segundos fueron a base de, un supuesto mero a la plancha, parecía recalentado, dos finísimas rodajas con la costra típica de algo recalentado y sumergido en abundante aceite refrito con 4 patatas idem de aceite, tipo panaderas, y el otro plato era lengua de ternera rebozada (hacía días también) que daba pena verla, el rebozado blanquecino y desecho por completo, con 4 patatas congeladas y una saladísima salsa (parecía española por el sabor y textura) que no invitaba nada a su degustación. Los postres fueron dos cuajadas malolientes, con aromás de nevera llena de comida, de hecho olían y sabían a la mísma salsa que acompañaba la lengua rebozada, imposible de tragar. Por supuesto que fuimos advirtiendo a la camarera en cada momento de lo que ocurría, aunque no hubo consideración alguna por su parte al respecto, es más, cuando ya "reventamos" con lo de los postres, nos los retiró pero sin darnos opción a otro postre y echándonos en cara que lo que queríamos era comer sin pagar, añadiendo que si queríamos ir que nos fuéramos, sin más, y del postre tuvimos que olvidarnos por supuesto, el cual en cambio también pagamos en la factura. Como podrán imaginar solicitamos de inmediato la hoja de reclamaciones, a lo cual asentió la camarera de mala gana y con tanta demora que salimos una hora más tarde del local en cuestión, trás interponer la queja oportuna. Juzguen ustedes mísmos!!!