El sitio necesita una reforma urgente, más que un jardín parecía un invernadero cutre, pero eso es algo que se puede obviar si el resto compensa. Nada más lejos de la realidad. Las bebidas son excesivamente caras, el trato de los empleados deja mucho que desear y la comida no está a la altura. Las pizzas estaban bien, pero si pedís entrecot os servirán un simple bistec con más grasa que carne, acompañado de patatas fritas congeladas. El detalle de la casa (unas patatas con allioli y unas olivas) te lo retiran de la mesa en cuanto traen el primer plato, tanto si te lo has terminado como si no. Si pides que te lo dejen en la mesa te contestan que solo es un entretenimiento entre platos y, si no te lo comes en ese momento, lo retiran. Y para rematar, te recogen la mesa antes de haber terminado con un simple "es la hora de plegar, que el chico se tiene que ir a manresa"... Sinceramente, no sé si el chico era de manresa, pero lo que sí sé es que no pensamos volver y, por supuesto, no lo recomendamos.