Restaurante que no tiene carta y nunca sabes lo que te va a cobrar, el "jefe" cobra lo que le viene en gana. De primero rabas de calamar, excesivamente saladas, se lo decimos al "jefe" y dice que está sin revolver, pero revolviendo las rabas empeora. De segundo anchoas, esta vez completamente sosas, solo con una ajada, estaban un poco bravas. De tercero un rodaballo para dos, eso si muy fresco pero soso y crudo. Otra vez problema. De postre tarta de torrelavega, lo único que estaba bueno. Bueno pues todo esto con una botella de albariño condes de albarei. Nos cobran (atraco) 85 euros, sin detallar en la nota nada, así por que sí. En fin restaurante muy poco recomendable. Ah, se me olvidaba nos invita a unos chupitos, que por cierto eran caseros y estaban dulces como demonios.