Mejor no volver y elegir otro restaurante. Fuimos a comer el día 25 de julio de 2016. Habíamos reservado mesa para cuatro y un niño. Cuando llegamos nadie sabía quién tenía nuestra reserva. Hubo que preguntar a cuatro personas, por fin la última nos dijo: “siéntense aquí mismo”. Tras veinte minutos de espera llamamos la atención de una camarera que nos dijo que estaba sola (¿? ). Había como 6/8 camareros más y dos personas de paisano que pululaban por la sala. Pedimos dos entrantes y arroz a banda para cuatro. El primer entrante llegó relativamente pronto. Tras una espera de más de 10 minutos se presentan con el arroz, le decimos que falta el segundo entrante y nos contesta que va a ver que pasa. Nos comemos el arroz para que no se pase y el segundo entrante llegó cuando ya habíamos digerido el arroz. La comida escasa tanto de calidad como de cantidad y el servicio absolutamente deplorable, mal encarado y grosero. Si pides algo a un camarero no sabes si te ha oído porque no contestan y si lo hacen es sin mirarte. Al final, solo la camarera que nos atendió en la comida se dio cuenta del desastre que había sido la misma y fue la única que nos pidió disculpas diciendo que ella no podía hacer más. El sábado 6 de agosto de 2016, aprovechando que estábamos en la playa donde está el restaurante fuimos a tomar algo de bebida para lo que nos sentamos en las mesas que tienen en la terraza que están para eso ya que no las tienen montadas para comer. A los treinta minutos de estar sentados sin haber sido atendidos se lo dijimos a un camarero que estaba por esa zona y nos contestó que no podía atendernos. No obstante nos dijo que avisaba al chico que se encargaba de la terraza. Veinte minutos después sin que nadie nos atendiera entré a la sala me dirigí a un señor que se identificó como el encargado, le expliqué la situación y el comportamiento que habían tenido y lo único que me preguntó es si estábamos sentados para comer o para beber, cuando le dije que para beber se encogió de hombros por toda explicación. Se dirigió a otro señor que debía ser su socio (ninguno de los dos estaba uniformado) y me dijeron que lo sentían. En ningún caso me preguntaron que queríamos tomar para servirlo de inmediato y mucho menos disculparse por el comportamiento. Después de estas dos experiencias la casa de l’arros platja ha cerrado las puertas para nosotros y para todos los que nos pregunten. Existe una oferta en denia lo suficientemente amplia mucho mejor en calidad y precio e infinitamente más agradable en responsables y personal.