Restaurante: La Costera de Altea

Todo realmente estupendo. Las camareras encantadoras la cocina espectacular y el ambiente muy agradanlr

Simplemente un 10. Nos sentimos como en casa. Personal y familiar y la comida exquisita. Pedimos la pizarra gourmet y de platos entrecot y chuletas de cordero al ajo, perejil y mostaza. Pero cualquier plato hubiese sido acertado. Se nota la calidad del cocinero que es francés y el dueño.

Perfecto, la atención y la comida. Lo único a mejorar es que se tardó un poco en traer los platos...

Que descubrimiento. Pasamos por este apartado restaurante en el casco antiguo de altea. Al ver la carta y los precios dudamos un poco en entrar, ya que nunca sabes si merece la pena pagar por lo que te dan. Os aseguro que no nos arrepentimos en absoluto el haber tomado esta decisión. No os explico cada detalle ni cada plato. Solo os digo que si os gusta disfrutar de una buena comida, en un ambiente acogedor, venir sin dudarlo.... Además un pequeño detalle. Como vi a mi novia tan feliz, y ya llevaba tiempo queriendo hacerlo, pero no encontraba la ocasión, le pedí que se casara con migo. ... Y dijo que siiiiiiiiiiiiiiiiil.

A pesar de la espera mereció la pena. El servicio, la comida y el sitio excelentes. Nada más llegar tuvimos un problema con nuestra reserva, la dueña (manuela) nos dijo que debido a una confusión habían asignado nuestra mesa a otra gente, nos ofreció una mesa y en cuanto quedó libre otra un poco más apartada e intima nos ofreció cambiarnos. Nos sentamos sobre las 10 y media y salimos de allí casi a la una de la madrugada, se nota que es verano y que hay muchas reservas, de todas formas consiguen que el trato sea cercano, agradable y sincero. Si la mayoría de los sitios aplicaran la mitad de interés y simpatía que dedican aquí a sus clientes estarían todos los sitios abarrotados. En cuanto al sitio, la terreza tiene como dos partes diferenciadas, una apartada y en alto que parece más idónea para parejas (es más íntimo) y la otra donde habían mesas con más números de comensales. Aún así, el sitio no es muy grande y se respira tranquilidad. Por otro lado, la comida es excelente, nosotros pedimos una botella de albariño, una pizarra para dos que llevaba foie mi cuit, pato asado, un queso francés envuelto en hojaldre y una especie de chutney, también incluye ensalada. De plato principal, pedimos un rodaballo con salsa de champagne y el solomillo especialidad de la casa. De postre, un helado de violetas y un sorbete de creme de casseys. El total de la factura fueron 94 euros, pero todo el conjunto lo vale. Desde luego lo recomiendo y volveremos, pero será fuera de los meses de julio y agosto.