Restaurante: La Cuchara De Rivas

Habíamos visto en prensa el premio de metropoli y se lo merecen; nada más y nada menos que mejor restaurante de fuera de Madrid. Ayer estuvimos comiendo allí. Fuimos sin reserva y casi nos quedamos sin mesa. Estaban a tope, pero el servicio fue bastante bueno. Hay que destacar las famosas tortillitas de camarones que, sorprendentemente, están mucho mejores que la última vez (en octubre 2010). Nos encantó el plato de las verdinas con berberechos y el pulpo asado... Aunque la ración un poco justita. El gintonic espectacular; nunca nos lo habían servido con tanto esmero. Hemos visto en la carta el menú degustación de San valentín (sólo 35 €) y hemos reservado para celebrarlo mi novio y yo. Os contaremos qué tal.

El mejor restaurante de la zona con diferencia. Estuvimos comiendo el sábado 6 personas por recomendación de unos amigos y tras ver su páginas web nos decidimos a ir a conocerlo. El local esta situado en una zona residencial en una zona semi-nueva de rivas. Al llegar nos encontramos con un local moderno y acogedor, sin humos ni olores, nada más entrar nos recibieron y acompañaron a la mesa. De aperitivo un buen dry martini para abrir boca y luego nos dejamos aconsejar del maitre. Pusieron varios entrantes, todos muy buenos, croquetas, zamburiñas, steak tartare y risotto. De segundo pedimos cada uno lo suyo, yo me pedí un rape, espectacular. Y para terminar compartimos postres, no soy muy goloso pero lo poco que comí me pareció más que correcto. De beber un melquior crianza a 16,5€, un chollazo. Creo que la valoración calidad precio que puedo hacer es muy buena, una carta nueva donde juegan con productos de mercado de calidad y precios moderados. Volveremos para mayo que vamos a hacer una comunión, ya os contaremos como ha ido, pero de momento el precio y el trato más que bien. Un par de detalles a mejorar, el pan de steak tartare y hacer el steck tartare en sala, aunque esto nos comentaron que quieren empezar a hacerlo.

Sólo he estado una vez, para cenar, y tengo que decir que la experiencia fue bastante mala. Fuimos pronto y había una única mesa más ocupada, pero aún así nos sirvieron el solomillo frío (imperdonable, máxime con el restaurante vacío) y el plato de patatas paja con huevos rotos (combinación a mi entender nada afortunada, las patatas están tiesas) tibio. Las raciones son más bien escasitas, y más bien caras. Eso sí, el jamón excelente y bien cortado. Algo bueno tenía que tener.

Platos muy elaborados, ambiente agradable. En cuanto a la relación calidad precio me resultó caro, en algún plato se pasaron con la sal, platos demasiado mínimalistas.

Por fin llegamos a probar el ambiente y la comida de la cuchara de rivas y seré muy escueta, las cosas que me marcaron tanto positivas como negativas: - el maître tuvo un mal día, no dejaba de regañar a los empleados en voz alta delante de los clientes, una imagen desastrosa para un restaurante de prestigio y no fue ni una ni dos, durante las casi 2 horas que nos quedamos a "disfrutar" las pobres camareras hacían un esfuerzo enorme (pero sin resultado alguno) por atendernos amablemente con una sonrisa (más grimosa que otra cosa) y la verdad, no me extraña. Jamás se puede hacer tal cosas delante de los clientes. - la segunda cosa que jamás se debería de hacer es colocar las botellas de agua, vino, copas usadas etc en la pasarela de cristal que tienen entre las mesas porque luego se hacen un lío y no saben qué botella pertenece a qué mesa, cosa que pasó con nosotros, la misma botella sirvió para tres mesas, luego sorpresa, en la cuenta venían reflejadas dos botellas y no una, menos mal que estaba al tanto. - el foie de pato es una explosión de placeres para el paladar para no decir un verdadero orgasmo culinario, jamás había probado otro tan suave y delicioso! - el picantón al escabeche es exquisito, pero ojo las dos zanahorias están algo duras y vienen con su tallo verde (será sólo de adorno y yo me pasé comiéndome todo del plato). - el postre es muy original tanto la espuma de mascarpone como el tartare de cereza con vainilla y chocolate blanco (muy suavecito y fresco, nada de empalagoso). Una pena, una comida destacable bien eclipsada por una atención al cliente nefasta, no volveré!