Restaurante: La Espiga de Oro

Buena relación calidad precio, espacio cómodo y facilidad para aparcar. Estupendo el pan, elaboración propia

acabo de llegar de tomar un café con una amiga y el respeto ha faltado en todo su ambiente. somos clientes habituales, ya que vivimos cerca y normalmente vamos a tomar café aquí. pocas veces nos han tratado bien, el dueño siempre ha sido muy poco agradable, y vamos gracias a su subordinado, que es un trabajador y siempre nos atiende con una sonrisa. pero lo que nos ha pasado hoy ha sido la gota... primero, nos sentamos en la terraza y nadie ha salido a atendernos, hemos entrado a pedir y hemos tenido que llevarnos lo pedido nosotras mismas a la mesa de la terraza. tras estar un tiempo, llegó la hora de pagar y vuelta otra vez, hemos tenido que levantarnos nosotras y acercarnos a la barra del bar para pagar. cualquier persona pensaría que el trabajo que debía haber hecho el camarero, no lo ha hecho y por lo tanto no nos deberían cobrar por estar sentadas en la terraza, ¿no? pues, efectivamente, nos han cobrado por ello, 2'80 euros por dos cafés... por supuesto, le hemos recriminado lo ocurrido y el dueño, tan simpático como siempre, nos ha contestado con muchísimo desprecio que pagásemos y nos fuésemos. me hubiera gustado pedirle la carta de reclamaciones y de hablarle como él nos ha hablado, con ese maravilloso respeto que siempre nos ha tenido, pero somos más educadas y por lo menos, ya sé dónde jamás volveré. que sirva para todas aquellas personas que están interesadas en ir a este lugar, quizá tenga suerte pero yo ya no me arriesgo a que me traten así. ¡es increíble!