Restaurante: La Olla Restaurante

Ayer domingo 15 de mayo fui con mi familia a este restaurante. Tenía buena pinta, por dentro es muy bonito y ofrecían un menú de 18 euros con 7 u 8 primeros a elegir y otros tantos segundos, con pan, copa de vino y postre incluido. Pues puedo decir que la experiencia fue muy negativa. En primer lugar, el camarero no era nada simpático, con malos modales y necesitado de un curso de atención al cliente. Éramos 6 adultos, pedimos vino para todos, ya que el menú incluía una copa de vino, y solo trajo una botella, y además de un vino malísimo. Las alubias que pedí estaban avinagradas, se lo dije al camarero y con malos modos se las llevó diciendo que simplemente tenían un poco de vinagre… ni pidió disculpas ni nada. Otro de los primeros eran croquetas, que previamente preguntamos si eran caseras. Nos dijo que si, pero al final resultaron que eran congeladas. De segundo pedí un solomillo ibérico; la carne era malísima y llevaba una salsa de sabor digamos muy raro… y las supuestas patatas panaderas eran patatas cocidas con un colorante amarillo… de postre solo tenían natillas o helado… en definitiva, comida mala y servicio pésimo. No aconsejo a nadie que vaya a este restaurante.

Ayer, 14/05/11 nuestra idea era cenar en la olla, pero no pudo ser, porque: para empezar, el menú que ofrecen en la puerta no estaba disponible (para ser exactos, ni ese menú ni ninguno de los 4 que aparecen junto a la carta). Pero lo peor es que de la carta tampoco había casi nada de lo que nos apetecía: ni rodaballo, ni ternera, ¡ni jamón de bellota!, que, increíblemente se había acabado esa mañana. Tampoco facilidades de menú para niños... Y todo esto salpicado de comentarios poco afortunados del camarero. Desde luego, si su manera de trabajar es siempre así, dudo mucho que los salmantinos aparezcan por allí, pero es triste que se aprovechen así de los turistas. Como vimos que íbamos a cenar lo que al señor camarero le pareciera, eso sí, a precio de carta, lo mejor que hicimos fue irnos sin cenar. No me explico cómo puede estar recomendado por la guía michelín.

Estuvimos el 08/11/08. nos lo recomendaron en el hotel Alameda Palace de Salamanca y en que hora hicimos caso de esa recomendación. La comida mediocre para, el asado que comí era hecho del día anterior, una crema de calabacín con almejas la ponen sin avisarte con virutas de jamón (alegando que las almejas ese día era pequeñas), el postre casi ni se veía en el plato y el sorbete de limón era "echar en una copa de cava una bola de helado de limón y tu tenías que remover. NO tenían de casi nada de lo que ofertaban en la carta y la famosa salsa de mango era vinagre puro sin reducción.

Su única premisa era que comieras y te fueras para tener una mesa libre. A los de la mesa de detrás los levantaron después de pedir y acto seguido ponen allí a otra familia y a saber donde ubicaron a estas personas. El malestar de otras mesas se palpaba en el ambiente, porque no sólo éramos nosotros los que estaban descontentes.

En fín... que no es de recibo pagar una media de 45 Euros por persona y recibir ese trato y esos platos. Lo único positivo el sitio, su ubicación y la decoración. A mí no me vuelven a ver el pelo por allí (y creo que a todos los que estabamos allí tampoco).

Y por supuesto que a la recepcionista del hotel en el que nos alojamos comentamos nuestra experiencia para que se abstuviera de volver a recomendar ese restaurante como uno de los mejores de Salamanca, no sin antes haberlo probado, porque quedaría muy mal. Otra cosa positiva fué la carta de vinos, que era bastante buena.

Normalmente no suelo hacer comentarios sobre restaurantes porque simplemente "casi" siempre esta todo muy bien. Pero ese "casi" hace que hoy lo haga. He ido a conocer Salamanca y habia leido muy buenas críticas acerca de este restaurante. A nivel de cocina no se equivocaban, hemos comido un tostón realmente exquisito. Merece la pena destacar la atención del camarero que nos atendió a quien se le notaba una experiencia en hostelería envidiable. Lamentablemente no todo fue tan perfecto como hubieramos esperado y nos habian recomendado, en el momento de pedir café y postre, también queríamos tomarnos una copa cosa que "casi" no logramos gracias a un "amable señor", que me imagino que sería el dueño, quien al ver que tenía muchas reservas (las había cogido sin saber a ciencia cierta si iba a poder cumplir dando la mesas) decidió por nosotros que ya habiamos terminado de comer sin darnos opción más que a pagar la cuenta aludiendo a que "va a ser imposible que tomen una copa ya que hay mucha gente esperando". Es el comentario que JAMAS me hubiera imaginado me pudieran dar en un restaurante, pero sobre todo la poca delicadeza y el empeño que ha puesto este Señor en desfavorecer el trabajo que con tanto esmero se han esforzado sus empleados en brindar. Sinceramente muy decepcionada y muy sorprendidos por haber tenido que vivir una situación semejante, nunca lo hubiera imaginado; ni en una tasca me han tratado con semejante indignación. Un ultimo comentario, al final si tomamos la copa, pero porque ya no necesitaba nuestra mesa!!!