Paramos en arevalo para conocerlo y una vez allí comer algo típico, cochinillo y cordero asado. El chasco fue de ordago, el restaurante tenía buena pinta pero la calidad de preparación fue catastrofica: tanto el cordero como el cochinillo, hechos del día anterior y recalentados, se podían comer pero de muy mala gana. Por no armarla, no los hemos devuelto a la cocina, acompañados de una simple ensalada de lachuga con tres trozos de tomate y unas rodajas de cebolla, realmente penoso, en muchos sitios por la mitad de precio se come lo mismo y mucho mejor.