Mucho lío a la llegada ya nos tiramos un buen rato para poder aparcar. El sitio pequeño pero acogedor - dos turnos de comida a las dos y a las tres y media nos sentamos sobre las cuatro a pesar de la cantidad de gente que todavía quedaba por sentarse. En la terraza hacía frío por el viento pero nos tocó allí y no estaba la cosa para esperar otro sitio. Nos atendieron rápido por cierto la señora encantadora muy amable y sonriente todo el tiempo. La paella de marisco muy rica de sabor pedimos una para dos pero deberíamos haber pedido algún entrante porque nos pareció que podía venir más generosa de arroz. Tomamos cafés y postre la tarta de chocolate parecía rica pero muy escasa por cierto venía caliente casi deshecha. Atención muy buena comida rica pero un poco más abundante por favor.