opiniones sobre el Restaurante La Salgar

Comimos el menú tradicional, y lo cierto es que aunque hay que reconocer que la mayoría de los platos estaban ricos, y que habían toques de gran calidad, tampoco nos llegó a emocionar.

Ya conocíamos el restaurant y otra vez lo lograron con un par de sorpresas a la hora del menú. Pasando por los sabores de la comida típica asturiana, sobre todo en temporada de oficios y por supuesto de salmonestes, hasta los delicados y exóticos postres..

Restaurante muy acogedor situado en un entorno de aldea asturiana en pleno Gijon. Servicio muy atento y profesional, dándote todo tipo de explicaciones y recomendaciones sobre su los platos más típicos de de su carta. Carta corta pero suficiente para tocar todos los palos de la cocina. Eramos cuatro, empezamos con unos aperitivos, invitación de la casa, entre ellos una selección de mantequillas muy ricas, luego seguimos con unas croquetas de jamón caseras, la masa estaba espectacular y muy "casera".. Unos calamares frescos y recién fritos, riquísimos. Seguimos, ya como plato fuerte, con una ración para dos de " arroz con pito de caleya", los trozos de pitu abundantes, grades y muy sabrosos ( sin duda pertenecían a un gran pitu con muchos kms. De caleya). ; un gran taco de bacalao en su punto que se deshacía en la boca, riquísimo y unos lomos de salmonetes a la plancha muy frescos y sabrosos, todo ello regado con un buen crianza de la rioja y finalizado con un par de postres caseros deliciosos. Quedamos muy a gusto, no es barato pero la relación precio calidad es buena y lo aconsejaría como uno de los cinco mejores restaurantes en el área de Gijon.

Tanto las instalaciones, como el servicio, como la comida han sido excelentes, como en otras ocasiones en las que he estado con familia o amigos en el restaurante. El entorno que tiene, le da un encanto especial para cualquier situación.

Ha sido un grato descubrimiento, calidad, buen gusto, profesionalidad, pensamos repetir antes de volver a Madrid, rafael ha sido buen guía!!!! Milasanz

El lugar es precioso, y el trato del personal, también, exquisito, pero la comida me ha decepcionado un poco. Los platos están, en general, bien presentados, algo escasos pero suficientes. El problema es que la comida no sabe a nada. Si cierras los ojos no sabes si estás comiendo carne o pescado. Es bastante caro para la calidad de la comida, que no del servicio, que, insisto, es bueno. La merluza estaba totalmente insípida y la carne, hecha al "windsor" tampoco tenía ningún sabor: ni buena ni mala, solo insípida. El postre fue bastante decepcionante: muy vistoso pero nada apetecible. Una cucharada no invitaba a seguir comiendo otra. De hecho, quedaron en la mesa casi todos y eso que tenían muy buena presentación. Para rematar, el café tampoco estaba nada bueno, y eso ya tiene mérito.

Un sitio con un encanto especial. Con un servicio muy atento pero nada cargante, unas acertadas recomendaciones y una sabrosa comida. Enhorabuena

Lugar para paladares exquisitos que no le duela dejarse el dinero por probar su arroz con pitu o sus croquetes caseras, ademas un trato excelente. Ahí sitios de este estilo con más auje en los que se come peor y por más dinero aun......

Hemos ido a cenar el día 5 de marzo de 2010 y la verdad es que no hemos quedado del todo satisfechos. Dada la publicidad que se le ha hecho a raiz de la concesión de la estrella michelin a nacho manzano, esperábamos algo mas. Sus famosa croquetas no dejan de ser eso, simples croquetas. También tuvimos la oportunidad de probar el solomillo que estaba muy bueno pero no se puede decir lo mismo de su pobre guarnición. También probamos el lomo de ciervo que estaba buenísimo. En cuanto a los postres, aunque algo escasos, estaban muy buenos. También cabe decir que la atención ha sido muy correcta y agradable. En conclusión para nuestro gusto al restaurante le falta " ese algo" que hace que hace de un restaurante un sitio especial. En definitiva creemos que por ese precio hay sitios mejores en gijon donde disfrutar de una cenea especial.

Lamentable restaurante de Gijón donde todo es pura fachada. Mala calidad y precios carísimos. Fue una decepción completa. No lo recomiendo, hay mejores restaurante en Gijón y mucho más baratos. El cocinero habría que jubilarlo y al dueño decirle que los precios que figuran en la carta están hinchados y no se puede cobrar esas cantidades por esos platos mal cocinados y pobremente presentados. La merluza que pedí estaba cruda por dentro ya que utilizan una técnica de cocina que es un calentón previo en el horno y a la hora de pedir el plata un golpe brutal de calor al pescado con lo que no se acaba de hacer. Ese plato, lo sacan con dos almejas y nada más, se llama 24 €. Vaya estafa. Repito hay mejores sitios en Gijón.

Nacho Manzano es, probablemente, el máximo talento actual de la restauración en Asturias, y lo sigue demostrando desde su casa marcial. Quizás la ambición y el afán de expansión desmedida le estén jugando algunas malas pasadas. Este restaurante de la Salgar es un ejemplo de ello. Montado a partir del prestigio de su mentor, no hay en él nada que se pueda considerar digno del mismo. Un servicio rayando en lo desastroso, una carta desigual y una sensación de constante improvisación producen un inmediato desencanto. Las propias instalaciones, muy precarias, con aire de stand de paellas para feria de muestras tampoco ayudan a tomar en serio el invento. Esperemos que siempre nos quede Casa Marcial.