Con la pretensión de tomar unas tapas, tras buscar en varios sitios por el barrio del carmen, que resultaron cerrados, nos metimos captados por una camarera en la calle caballeros en este local. Pronto nos temimos lo peor, al ver la carta, nos dieron ganas de huir, pero era demasiado tarde. Las patatas bravas, a 8 euros, los calamares, a 15, la ensalada a 16,50, más bebidas a 2,50, resultó abusivo. La calidad del local y del servicio era lo único pasable, pero no volveré.