Comedor agradable y amplio con las mesas algo juntas de más. El servicio atentísimo y eficiente. De entrantes pedimos unas navajas que resultaron excepcionales: en su punto, jugosas, con un sabor excelente. Y en cantidad (24 navajas por 11 euros, en 2012). Viendo el nivel de las navajas y por lo leído en internet... Esperábamos que su paella fuese igual de buena... Y la verdad es que nos decepcionó bastante: el grano de arroz hecho de más y sin apenas sabor. Y la paella nada tostada. Realmente sosa. Una pena. Para los 10,5 euros que cuesta es una paella abundante, eso sí y había bastantes gambas y algunas cigalas y almejas (todo de calidad). El problema es el arroz, sin sabor y pasado de punto. Por la incredulidad de la camarera y el comedor lleno, dedujimos que quizás ese día tuvimos mala suerte. O (más probable) hacen demasiadas paellas y en poco tiempo y el esmero del cocinero no da abasto. Nos sorprendió también su vino de la casa, un faustino vii blanco que al ser de 2009 se notaba ya algo viejo, poco afrutado y tirando a pasadito (además por un vino normal de 4 euros en el super... Ellos te cobran 9). Los postres excelentes: leche frita y puding de coco ambos realmente buenos. También su pan y su café estupendos. Todo por 53 euros dos personas. En resumen: lástima de paella fallida.