Estuvimos comiendo en la terraza que da al paseo marítimo y se ve la playa, lo que hace agradable su estancia. La comida estaba buena, pero para el precio que pagamos tenia que estarlo. El problema eran unos niños que estaban jugando a pelota en una zona apartada de la terraza pero el golpear de la pelota contra el suelo y la pared del edificio hicieron que la estancia en el restaurante pasara a ser desagradable, durante la comida estos niños cambiaron su zona de juego y se fueron al edificio de enfrente y lo que hicieron es estropear más la situación ya que igualmente se oía el ruido y en ocasiones se acentuaba porque golpeaban contra unas persianas metálicas de unos locales que estaban cerrados.. Además parece ser que esos niños eran hijos o nietos de los propietarios del restaurante, lo que demuestra la falta de disciplina por su parte.