opiniones sobre el Restaurante Las Truchas

Restaurante muy cerca del monasterio de piedra. Existen dos tipos de menús, uno básico y otro un poco más caro en el que entran las migas y el ternasco (que era lo que quería mi marido) yo me pedí el de 10 euros ( ensaladilla rusa y pollo asado) comida casera, ensaladilla natural y el pollo muy sabroso. De poste crema catalana. Pan y bebida.

Es una pena que un sitio agradable y un día estupendo acabe con amargarnos la comida por el espíritu del no, el poco interés mostrado hacia el cliente y una comida mala y cara. Estuve con mi marido el día de San jorge, reservamos mesa previamente. Queríamos comer fuera y aunque estábamos dispuestos a esperar, amablemente nos sacaron una mesa. Ese día no había mucha gente pero esas mesas estaban todas ocupadas. Mientras las preparaban pedimos algo de beber, un vermouth de garrafón 3. 50 € + IVA y una caña 2. 40 + iva. Pedimos el menú especial (20. 50 € + iva) y también nos preguntaron si queríamos el pan normal o tostado sin especificar que el tostado estaba fuera del menú a 1. 20 € + IVA la rebanada o con ajo o con tomate (no podían prepararlas con ambas cosas, demasiada complicación). Uno de sus platos estrella, la paletilla, no tenían,! Vaya por dios!. Nada más entrar con el pedido nos sacaron los primeros, apenas habíamos comenzado con el vermouth. Migas infames que se quedaron en el plato y unos pimientos rojos de 2ª clase sacados directamente de la lata, todavía tenían el regusto. También se devolvió el plato casi entero. A la vista de esto, ni preguntaron porque no nos había gustado la comida. Para los segundos, que sacaron de inmediato, pedimos trucha (existía la opción de plancha o al orio, pero sin preguntar, la sacaron a la plancha) y perdiz escabechada. Sólo correctos, pero nos lo pudimos comer. Postres: natillas que sabían a polvos y se quedaron enteras y tarta ¿casera? De chocolate y nueces de la que quedó más de la mitad. Para quitarme el mal gusto de la boca pedí una copa de vino de rioja, pues el que me habían servido no me había gustado. Pues tampoco, no podían servir una copa, tenía que pedir una botella de 3/8 a 7. 75 + iva. Total, la comida que no pudimos comer nos salió por 58. 65 €, el desinterés por el cliente no tiene precio. Ni volveremos, ni lo recomendaremos, ya está bien que sitios como este confundan el servir comidas con el echar de comer y además te claven.

La comida calidad precio malo y la bebida escasa. Las comida que nos recomendaron no valía para nada

Muy lentos en servir la comida. Necesitan más personal para un mejor servicio. Estuvimos 1 hora esperando a que nos sirvieran la bebida, y la comida no puedo decirlo porque nos fuimos antes

En general correcto. 2 menús a elegir, con variedad de platos en los dos. La calidad con respecto al precio me parece buena.

El domingo de pascua fuimos a cenar con mi marido sobre las 22,15, la cocina cerraba a las 23,30, después de preguntar si podíamos cenar nos pasaron aun comedor exterior cerrado por cristaleras, pedimos la cena y ya nos ofrecieron un plato que ya era un extra pan con tomate que cobraron dos raciones a 1,80 cada una y era una triste rebanada de pan cortada a trozos.. 3,60 euros el platito. Justo antes de acabar el primer plato ya teníamos al camarero retirando los platos, debería tener prisa ya que lo mismo paso con el segundo plato que nos lo retiraron con mucha prisa y con la comida en la boca vaya que de cena romántica nada de nada.... Ya para más inri pasamos de los postres y nos llevaron con mucha diplomacia a la entrada del restaurante donde había un sofá y allí nos quedamos.. En la mesa había el cava que aun no habíamos terminado, los cafés y la cuenta jajaja apagaron las luces del comedor, la estufa y todo el mundo desapareció bueno quedo un empleado que nos controlaba por un espejo que había en una pared lateral ya que cuando pagamos la cuenta apareció como un rayo.... Vaya que nos echaron con mucha diplomacia.... 68 euros

Comimos muy bien. Nos vendieron las entradas del monasterio en la recepción del hotel y no tuvimos que hacer cola.

Estuvimos con nuestros hijos pasando un fin de semana hace un mes. Este restaurante esta muy cerca del monasterio de piedra, tiene una zona infantil estupenda, pudimos dejar a los niños a sus anchas y nosotros comer tranquilamente. La comida muy buena y abundante.

Lugar agradable, dado el entorno en el que está enclavado, buena atención y cocina netamente aragonesa, entre las cuales se destaca la carne de la tierra ( Ternasco ), y la Trucha rellena de beicon y/o jamón. Posibilidad de darse un baño en la piscina.
Lugar encantador para visitar.