La comida excelente y el servicio muy atento y correcto. El pero es que deberían cuidar la limpieza. Nuestra mesa estaba junto a la barandilla / balaustrada de madera del patio interior del edificio, la cual estaba increíblemente sucia, con una capa de polvo bastante grosera. Una pena. Los lavabos, en la planta baja, incómodos, con esa lucecita que se apaga mientras te lavas las manos. Se agradecería, para ese nivel de precios, unas toallitas de manos de tela. Nos indicaron una mesa - había en la misma planta primera cuatro libres - que estaba precisamente junto a la puerta del servicio de camareros. Porque en todos los restaurantes tienen interés en sentarte en un lugar tan incómodo. Nos cambíamos de mesa y no hubo problema, pero si hay varias mesas disponibles, se debe ofrecer al cliente que elija la que sea de su agrado. Unos detalles, que corregidos pondrían el restaurante a un alto nivel.