Restaurante: Marisquería A Solaina (Peralto)

He ido con mi pareja y me ha encantado lo único el camarero que era un poco antipatico pero el local la comida el precio y el resto me parecieron muy buenos la comida ideal se lo aconsejo a todos los que conozca de fuera de Galicia y los mandare para o grove.

Comida al mediodía de un sábado. Lleno y desbordados los camareros. Atención y servicio buena. Pedimos centolla y estaba regular "carísima", como cobran por kilo, dijeron que para dos personas serían de 1,6 kilos aproximadamente, por experiencia, tamaño de ella y cantidad de comida, me pareció un peso excesivo. Pedimos camarones al servirlos dijeron que 200 gramos, buen tamaño y buen sabor, pero en la cantidad igual que la centolla. No hay manera de verificar el peso. El pescado poco sabroso. Somos de la costa gallega y conocemos bien el material.

Espero que sea critica constructiva, comi tanto en a solaina, de avda. Beiramar, como en la de la calle peralto, la de la primera, atención y servicio y producto exquisito, mariscada para dos, muy buena, pero en a solaina de peralto, pedimos un arroz con bogavante, fatal, no era bogavante, eran patas y cabeza, comparado con otros lugares de o grove, y un detalle en todas las mesas pusieron un aperitivito, mejillones o unos percebes a nosotros nada, seria porque pedimos día entrantes.. En definitiva pagamos 80, euros y totalmente descontento del plato elegido, no recomiendo dicha elección.

Las opiniones de José maria y manuel las subscribo hoy día 26/02/2011 el restaurante te da una imagen y después prepara la cartera los gramos son super pesados enrique jimenez

El sábado 28/9/2010 recalé en este restaurante con mi esposa con la idea de que íbamos a cenar una buena mariscada. El buey que se nos sirvió era "manco", es decir, le faltaba una pinza y al realizar la lógica protesta, la camarera nos dice, sin muchos ánimos de solucionar nada, que es porque "vino así", y que "eso le toca a quien le toca". He de puntualizar que una de las nécoras también estaba mutilada, aunque de ésta no dijimos nada. La solución que tomó el restaurante, después de insistiesemos en la protesta fué sacarnos en un plato una pinza de otro buey. Por el aspecto de la nueva pinza he de decir que encajé la solución como un insulto mas que una disculpa. Un restaurante, a poco que se precie, debe rechazar materia prima defectuosa, en el momento de la compra, y si esta se estropea durante la manipulación nunca debe llegar a la mesa. Como mínimo se debe pedir disculpas (cosa que no se hizo), pero jamás intentar justificar lo injustificable.