Nos gustaría volver para probar más platos de su carta, porque desde luego que lo que tomamos nos gustó mucho. Entre otras cosas las almejas a la marinera, por ejemplo, estaban exquisitas y eran de buena calidad, el pulpo muy bien hecho (cortado un poco fino, eso si)... Hasta el postre, una filloa rellena de crema, con su toque de canela y bola de helado junto con una mini-cocada, que me encantó. El lugar agradable, tranquilo (también es que fuimos un martes), aunque quizá bajaría el volumen del hilo musical ;-) y el trato muy bien, muy atentos y detallistas, como lo de las gafas... Si te las has dejado en casa, no hay problema, tienen de varias de distinta graduación para dejarte :-)