El trato de los propietarios es excelente, la comida de muy buena calidad, los críos lo pasan genial con el patio, las gallinas, los patos, y los padres estamos muy tranquilos porque no hay peligro de coches. Nosotros vamos muy a menudo, comemos o cenamos en el comedor y hacemos la sobremesa fuera con los críos, los propietarios son encantadores y te sacan el cafelito la copa en la terraza y estas super relajado. Aconsejo dejarse llevar por la degustación de sus tapas un día por la noche y probar la sangría que esta riquissssimmmaaa es artesanal y esta embotellada pero es fantástica.