opiniones sobre el Restaurante Mesón El Pastor

Cuidado con estos .... Pides un vino de 30€, te viene la camarera y te trae otro de la misma marca pero de 70€ porque es de una vendimia especial. Lo fuerte es que la camarera no te lo advierte. Solo te lo enseña y punto. Lógicamente no te das cuenta porque la marca coincide y cuando ves en el tiquet lo que te han cobrado te quejas y te sueltan que cuando la camarera te lo enseñó deberías haberlo visto. Comida correcta y un trato humano deplorable.

Comida y servicio muy bueno, pedí unos calamares y muy atentamente la camarera me los sirvió, (los cuales estaban muy ricos), y el jefe sin perjuicio alguno se puso a chillarla y humillarla sin mostrar el más mínimo respeto por su empleada. No volveré jamás puesto que donde tratan así a los trabajadores y yo como tal me niego rotundamente.

Buenos días, mi nombre es benito y he ido ya en cuatro ocasiones al pastor, eso si a comer el exquisito lechazo que sirven, creo que solo en una ocasión he pedido un entrante, que fue el jamón ibérico, exquisito también. La verdad que respecto a la calidad precio esta muy bien, ya os digo el lechazo es buenísimo, acompañado con la torta de aranda, la ensalada y un vino rosado de la casa muy fresco y muy rico también, la atención es muy buena y en el lugar se esta bien agusto. Ya se que en aranda hay muchos restaurantes y mesones que se dedican en particular al lechazo, pero a mi me recomendó un amigo el pastor y desde entonces no me aventuro a probar otro, sin duda alguna os recomiendo el pastor, os lo dice un colombiano de padre adoptivo burgales, quizás de hay me viene la aficción al lechazo. Si dios quiere a mediados de octubre voy de nuevo, esta vez con unos amigos de murcia, porque ya les he hablado en varias ocasiones del lugar y les he puesto los dientes largos. Muchos saludos y abrazos

Fue un buen asador, pero la fama le ha traicionado. Yo lo frecuentaba pero.... Han dejado de cuidar el mimo con el que preparaban el asado, les da igual como esté. Es una pena. La amabilidad se ha tornado en picaresca, hasta el punto de que, en las últimas ocasiones que acudí al local, las chuletillas del "cuarto delantero" están incompletas, casi desaparecidas. Eso sí, cuando las reclamas y preguntas que es lo que ha pasado para que sirvan una ración tan menguada, con una sonrisa en la boca y sin perder el tipo, te cuentan el camelo de que "han tenido mucho follón", les han hecho falta y... De algún lado tenían que salir. Eso sí, después de que los camareros negaran la evidencia y pidieras hablar con el dueño y encargado del negocio. Algún año de estos volveré a probar fortuna pero, eso sí, como se siga repitiendo la "jugada", además de no volver, dejaré pasmada mi impronta en el libro de reclamaciones. No hay que ser tan egoistas...

Exquisito. Una calidad magnífica en todo. Los entrantes, el cordero y los postres hacen honor a su tierra; hasta la simple ensalada verde merece un comentario por su buena calidad. Todo esto es posible por el buen hacer de los profesionales que atienden en el pastor.

El viernes santo de 2011, fuimos a comer, previa reserva, al mesón el pastor. La reserva era a las 15,30 h, para ocho personas. La atención del encargado es notablemente mejorable, ya que no sólo no pudimos acceder hasta media hora después sino que en el interior de la sala estuvimos esperando de pie más de 15 minutos, porque según dijo él mismo, pensaba que unos comensales que ya habían pagado se iban a ir. Entre unas cosas y otras empezamos a comer a las 16,45 h. Respecto a la comida, también muy mejorable. Al pedir cochinillo, que venía en la carta, el camarero nos dice que había que encargarlo antes, sin embargo al hacer la reserva no nos lo advierten. En cuanto al lechazo, también bastante mejorable, (nos enseñan una pieza que desaparece y nos traen otra, ya trozeada, de aspecto muy diferente); lo mismo que el precio, bastante excesivo para la cantidad y calidad ofrecida. Los chupitos "obsequio" de la casa estaban ultra-aguados. Lo único bueno, fue la profesionalidad y amabilidad con que nos atendieron los camareros. Por supuesto, ninguno de nosotros piensa volver y en cuanto a recomendarlo, sólo a quienes queramos hacer una broma pesada.

Nosotros disfrutamos de un lechazo del mejor que hemos comido en Castilla. Los camareros profesionales y amables y el precio ajustado a la calidad. Conviene reservar aunque sea al llegar a Aranda, ciudad que hay que andarla y callejearla.

La verdad es que el lechazo no es gran cosa. Algunos trozos difíciles de masticar. La ensalada (lechuga y cebolla) podría mejorarse, solamente, escurriendo un poco la lechuga. Estaba completamente aguada. Buenos postres. Vino de la casa, en jarra, mejor no probar, y menos los chupitos de aguardiente de hierbas. Servicio muy rápido y esmerado.

El servicio rápido , el lechazo buenísimo la ensalada pobre sin tomate el postre bueno y el precio muy bueno