A pesar de que el horario de apertura ya había comenzado, tenían la puerta cerrada y no permitían el acceso, a pesar de nuestra insistencia en llamar. Solventado esto, ni que decir tiene que el aspecto es muy bueno y la comida sabrosa. Las raciones son grandes, con lo que no hay que pasarse en el picoteo o quedarte solo con eso y dejar los platos principales. El precio bueno, teniendo en cuenta la calidad y que éramos 2 adultos y dos niños, que no superó los 50 euros. (no tomamos café/postre). En general, me pareció muy aconsejable para una escapada rápida sin alejarse mucho de la capital.