Restaurante: Pensión Narbona

Reservamos mesa y nos tuvimos que ir sin comer, después de una hora esperando, ni siquiera vinieron a tomar nota y repito aun habiendo reservado mesa. Una falta de respeto, nos sentimos totalmente abandonados, nosotros y las demás mesas de dentro del comedor. Faltal el servicio, por llamarlo así, ya que no tuvimos ninguno.

Fuimos a este restaurante seducidos por su menú de fiesta mayor, el menú contaba con unos platos muy sugerentes con vino pan y postre, precio 19,95. Nuestra sorpresa fue descubrir el engañoso menú, en un bar de carretera se come mejor por menos. Todos coincidimos en valorar este menú por no más de 10 euros. Vino malísimo, muy poco aperitivo, primeros de rancho, segundos ( siendo brasa) fríos. No nos gusto nada.

Comimos en la terraza del restaurante, lo mejor. La comida es pasable pero el servicio es pésimo. El camarero bastante maleducado, si no llegamos a ir con niños nos hubiésemos marchado a otro sitio, pero eran casi las 14 y los niños tenían hambre, tampoco era cuestión que la mala educación del servicio fastidiase a los niños, así que nos tragamos el par de mocos que nos soltó y no dejamos propina.

Después de haberme informado sobre un buen restaurante en Alquézar, me recomendaron el Narbona, así que allí fuí.
El camarero me muestra la "carta" donde sólo aparecen 2 menús, uno de 15 € y otro de 18 €, no hay una carta donde elegir platos (yo sólo pensaba cenar una ensalada).
Le indico que quiero el de 15, así que elijo uno de 3 platos que se ofrecen como primeros (una ensalada) y otro de los 3 segundos (costillas de cordero). Al mismo tiempo tengo que elegir ya el postre como así hago (cuajada con miel).
Después de 2 horas (literalmente, de reloj) sentada en aquella silla y después de haber terminado el postre (sin café), le indico al camarero que me traiga la cuenta.
Me saca un tiquet en donde dice: "Menú: 18 €", euros que pago religiosamente en metálico ya que me dice que sólo admiten tarjetas de crédito a partir de 30 € (de eso no dice nada en ningún sitio).
Antes de salir me acerco al camarero que me atendió desde el principio y le recuerdo que yo había pedido el menú de 15 € y se me cobran 18 sin haber tomado café siquiera, a lo que me responde que por la noche no hay menú de 15, sólo se sirve el de 18 (él no me había dicho nada de eso y yo tengo que ser adivina y saber todos esos detalles antes de entrar).
Por cierto, como no había mesas pequeñas libres, si quería cenar tenía que compartir una de ellas con una familia de extranjeros que no conocía de nada y cuando hay hambre...
La comida bien pero me sentó fatal.
Total, que mi cara de hambrienta me costó, además de los 18 €, un Almax para el estómago por los nervios que pasé.