Celebramos aquí la comunión de mi hija. El sitio tiene encanto y es bonito. La comida no está mal aunque el solomillo bastante seco. Pero lo peor es el trato. Camareras muy quemadas con caras largas y unas contestaciones de muy mala educación al igual que el maitre con comentarios de muy mal gusto y muy impertinente. Antes de contratarlo todo era simpatía y facilidades, luego ya no tanto. Si queréis quedar bien con vuestros invitados no os lo recomiendo en absoluto.